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Jamás en la historia del clima de Francia se habían vivido temperaturas tan altas, alcanzando en la zona sur del país hasta 45 grados. En lo que respecta a la capital parisina, la gente ha tomado las fuentes para refrescarse. El presidente francés, Emmanuel Macron, desde Japón, después de dar a conocer la suspensión de clases, cursos y actividades al aire libre pidió tomar precauciones.
La canícula se presenta como un ensayo general para una Europa templada poco acostumbrada a las olas de calor en este territorio.
Han sido 2 días consecutivos los que han provocado que los turistas y residentes tomen las fuentes para refrescarse.
Francia afronta una verdadera emergencia nacional a causa de las altas temperaturas; se toman medidas preventivas.
Los ciudadanos más listos aprovechan sus dotes de comerciantes y venden cervezas frías en 3 euros.