Hay jugadores de futbol por todos lados, en cada barrio, en cada escuela, en cada lugar donde haya una cancha, siempre habrá un soñador. El equipo de Tercera División, Real Querétaro, agrupa a 35 jóvenes de entre 14 y 19 años que luchan por llegar al máximo nivel del futbol, la Primera División.

Pero, ¿cuánto cuesta en realidad ese sueño? y ¿quiénes en realidad pueden lograrlo? Ubicado en el kilómetro 8.5 de la carretera Santa Bárbara-Huimilpan, en la localidad de Arroyo Hondo, se encuentra la cancha del Real Querétaro.

Aquí no hay un espacio con aire acondicionado, pisos de madera y un guardarropa personalizado con el nombre y fotografía de cada jugador. Son dos cuartos hechos de cemento donde los jugadores se acomodan para vestirse antes de salir al campo.

La Tercera División, ajena a los sueldos exorbitantes y a la pompa de la Liga MX
La Tercera División, ajena a los sueldos exorbitantes y a la pompa de la Liga MX

“Nosotros estamos haciendo este proyecto para que los muchachos tengan un futuro o por lo menos desviarlos de la calle y de algún vicio. Es importante que ellos sepan que nosotros aquí podemos arroparlos. Se necesita mucha voluntad porque es muy difícil económicamente, el financiamiento es muy caro”, explicó Agustín Calderón, director general y uno de los fundadores del club Real Querétaro.

Él junto con su hija, Tania Calderón, quien es la presidenta de este equipo, llevan a cabo las labores de una directiva para sacar adelante a esta institución.

“Nosotros siempre lo hemos manejado como lo que somos, una familia, y queremos que ellos se sientan parte, no solamente del equipo, sino de la directiva, que sepan que nos importan y que antes que futbolistas queremos que sean personas de bien”, comentó Tania.

La hija de Agustín es quien batalla con la liga en la cuestión de documentos de los jugadores, se encarga de conseguir el transporte, el cual a veces no es cómodo, pero que sirva para llevarlos a Michoacán, Guanajuato y Guerrero, ciudades contra las que compiten en la primera fase de la liga, contra los otros equipos queretanos.

Tania está al pendiente de la casa club, donde viven 16 jugadores foráneos, tienen apenas un colchón para dormir y sus pocas pertenencias que guardan en cajas. Aquí no existen lo sueldos exorbitantes de los futbolistas profesionales, aquí a veces no alcanza ni para comer, y los tacos con los que entrenan, les tienen que durar por lo menos toda la temporada.

Vivir del futbol

Con 16 años, Tadeo Reyes juega como delantero, es originario de Monterrey y desde los seis años comenzó a jugar futbol en San Nicolás. Fue el rebelde de una ciudad y una familia beisbolera, siempre lo llamó el futbol.

“Desde chiquillo me gustó la pelota, mis primos también practican otros deportes, yo fui el único con el ‘fut’. Me gustó más. Admiro a Leo Messi, desde chico me gustó cómo jugaba, y por la enfermedad que tenía, me llamó la atención ver cómo se superó”, explicó Tadeo.

Su talento lo llevó a jugar en la Cuarta División en Guadalajara. Ahí, sus familiares lo impulsaron para buscar una oportunidad en Estados Unidos. El Houston Dynamo de la MLS respondió la petición.

La posición en la que juega Tadeo es la misma que el delantero de Gallos Blancos, Camilo Sanvezzo, el brasileño que llegó de la MLS a Querétaro por más de un millón y medio de dólares. Tadeo espera lograr su versión del sueño americano.

“En Guadalajara mis tíos me dijeron que mandara una carta a diferentes equipos de Estados Unidos. Un amigo de Perú que estaba jugando conmigo me ayudó a redactarla, él sabe inglés. Mandé la carta y sí me aceptaron, pero el profesor con el que estaba me mandó para acá”, explica Tadeo.

Por ser menor de edad sus padres no firmaron el permiso para poder ir a Estados Unidos, a pesar de haber sido aceptado por el equipo texano.

La familia del joven regio es de bajos recursos, su padre se quedó a cargo de sus hermanos: cuatro mujeres y un pequeño.

“A los 10 años perdí a mi mamá en un accidente de auto, iba a Torreón a jugar y se volcó el coche que iba con mi papá, mi mamá y otros amigos de mi papá, estuvo grave y me alejé dos años del futbol, un profesor me dijo que fuera a jugar y me ayudó a salir adelante, estoy aquí gracias a él”, explicó.

Camilo Sanvezzo tiene contrato con Gallos Blancos hasta 2019, luego de que en 2016 firmó un acuerdo por tres años con el club, se calcula que su sueldo está por encima de los 200 mil dólares mensuales. Tadeo no recibe un sueldo en Real Querétaro, tiene que trabajar en una tienda de conveniencia para seguir adelante y de paso ayudar a su familia.

“Mis papás son de bajos recursos y lo que hago es apoyarlos para que no se les complique a ellos y a mis hermanos. A los 13 años empecé a trabajar para aportar a mi familia, antes trabajaba en Monterrey en una taquería, ahí duré un año, entraba a las cinco de la tarde y salía a las cinco de la mañana y al día siguiente iba a la secundaria y después me iba a entrenar.

“Ahora, después de entrenar por la tarde, me baño y a las ocho de la noche entro a trabajar y salgo a las 11. En el trabajo a veces atiendo en caja o relleno refrigeradores”, explicó el deportista.

La MLS es la respuesta para vivir del futbol, o al menos así lo ve el joven jugador. Es la única forma para sacar adelante a su familia y agradecerle a la gente que cree en él.

“Me gustaría estar en Estados Unidos en la MLS, pude haber estado ahí, pero me dieron la oportunidad aquí. Quiero irme el otro año a probarme y si quedo en unas básicas sería padre. Me llama la atención que puedes debutar más joven allá que aquí. Lo hago por mi familia y por alguien que me cuida en el cielo, y lo hago porque sé que lo puedo lograr”, mencionó.

¿Futbolista o estudiante?

En México y a nivel internacional son contados los futbolistas que tienen una carrera universitaria o son pocos los que logran superar el nivel básico académico.

Es más fácil que un jugador de los denominados cracks ganen arriba de 100 mil dólares mensuales sin haber concluido sus estudios, a que un profesional con maestría gane arriba de 15 mil pesos.

La Tercera División, ajena a los sueldos exorbitantes y a la pompa de la Liga MX
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La escuela se ha convertido en un propósito personal para los futbolistas de Primera División, pero para los que apenas comienzan, es una opción por si el debut nunca se hace realidad.

Christian Solís llegó al Real Querétaro proveniente de Atitalaquia, Hidalgo. Tiene 19 años, por iniciativa propia decidió inscribirse en un Cobaq donde cursa el quinto semestre, además entrena todos los días.

“No es fácil porque te tienes que acoplar a los horarios de la escuela y a los entrenamientos, tengo el horario de siete de la mañana a una de la tarde, tengo que llegar a comer, arreglar mis cosas para irme a entrenar. La parte que es de la escuela me enfoco en las mañanas, llegando a casa me enfoco en el entrenamiento y después me ocupo de las tareas de la escuela y de la casa”, comentó.

Christian quiere ser ingeniero en Mecatrónica, pero también quiere ser futbolista profesional. Hay dos personas que lo motivan a luchar cada día.

“Quiero jugar profesional, me veo en Europa en el Real Madrid, es el mejor del mundo. Admiro mucho como persona a Cristiano Ronaldo porque es un jugador que ha logrado grandes cosas gracias a su trabajo. Y admiró a mi papá [Horacio Gavino], porque desde chiquito siempre me tuvo con el balón, gracias a él tengo la cualidad de ser muy técnico, hasta ahora me ha apoyado moralmente, económicamente no tanto porque no tiene el recurso, pero emocionalmente sí y es la persona a la que más admiro”, explicó.

Por su parte, Roberto Emiliano Martínez, mejor conocido como Remi es un chico de 15 años, originario de Querétaro, a diferencia de los muchachos foráneos que integran Real Querétaro.

Remi cuenta con el apoyo de sus padres para ir a la escuela y tener una casa donde comer y dormir. Tampoco se puede decir que lo tiene fácil. En la prepa sur, donde estudia, no le justifican los faltas por entrenamientos o por viajes, algunos profesores le han dicho que del futbol no va a vivir.

La Tercera División, ajena a los sueldos exorbitantes y a la pompa de la Liga MX
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“Tú haces que sea difícil, porque si no tienes ganas, no tiene sentido que estés en un equipo de tercera. A lo mejor algunos no cuentan con el recurso y otros sí, pero hay que buscar el apoyo”, explicó.

Su abuela, Ana Maldonado, sus padres y su hermana son su principal motor para lograr superarse, los retos son muy grandes: una carrera universitaria y una carrera como jugador profesional.

“Veo que hay una mucha competencia porque todos tienen el mismo sueño de debutar en Primera División, obviamente la competencia es mucha, pero lo principal es la disciplina y hacer las cosas diferente a los demás”, mencionó.

La familia Calderón lleva a cabo este proyecto con los recursos que tienen a la mano. Para Tania la satisfacción más grande es ver realizado el sueño de su padre.

Yo creo que la tercera [división] nunca va a ser de satisfacción económica. Mi papá siempre tuvo este sueño, nosotros somos de Hidalgo y allá también tenía una cancha, saber que lo está logrando es satisfacción para mí”, finalizó.

bft

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