Hace 14 años que mujeres centroamericanas que buscan a sus hijos desaparecidos iniciaron con la Caravana de Madres de Migrantes, quienes cada año recorren México por la ruta migratoria para llevar consigo los retratos de hijos, esposos y hermanos que salieron de sus países con el sueño de llegar a Estados Unidos, pero que en el camino desaparecieron.
Desde hace seis años, han incluido en su ruta una visita a Tequisquiapan, Querétaro, donde se reúnen con defensores de los derechos de los migrantes.
Este año, las participantes de la caravana estiman que han sido cerca de 300 personas las que han logrado localizar en los últimos 14 años, como fruto de los esfuerzos de sus familiares y sin apoyo del gobierno mexicano; no obstante, la estimación de estas activistas es que hay alrededor de 70 mil centroamericanos desaparecidos, al menos esa es la cifra de quienes han denunciado.
Para la décimo cuarta edición de la caravana participan 41 mujeres, todas familiares de alguna persona desaparecida; el tiempo varía, hay quienes han buscado a sus hijos durante los 14 años de la caravana, hay quienes recién se sumaron, sin embargo, la esperanza de todas es encontrarlos, vivos o muertos. Este año vienen personas de Honduras, Guatemala, Nicaragua, El Salvador e Italia, este último país como apoyo en la labor.
Ayer fueron recibidas en Tequisquiapan por los voluntarios de la Estancia del Migrantes González y Martínez, uno de los puntos de apoyo humanitario que hay en El Bajío. De acuerdo con el presidente de este lugar, Martín Martínez Ríos, por Tequisquiapan pasa 85% de los migrantes centroamericanos que entran a México con la intención de llegar a Estados Unidos, y por ello es importante la presencia de estas mujeres.
La llegada fue muy puntual, se les esperaba antes de las 11:00 de la mañana y así fue; el año pasado por complicaciones de tránsito en la carreteras, la caravana llegó con un poco de retraso, además de que el frío complicó la movilización en la plaza principal de Tequisquiapan; sin embargo, en esta ocasión el clima fue benévolo y las integrantes de la caravana llegaron sin complicaciones.
Al bajar del autobús fueron recibidas con alimentos y pancartas de los voluntarios. Apenas pasan unos minutos y acomodan las lonas que llevan con sus consignas y comienzan con su caminata hacia la plaza principal de Tequisquiapan.
“¿Quiénes somos?”, pregunta desde una bocina una mujer de edad adulta que porta un traje bordado, y sus compañeras contestan: “Madres de migrantes desaparecidos”. “¿A quiénes buscamos?, a nuestros hijos; ¿por qué los buscamos?, porque los amamos; ¿qué exigimos?, justicia, justicia, justicia”. Las frases son repetidas durante todo el trayecto hasta llegar a la plaza.
Cada una de las participantes lleva colgado un retrato con el nombre de su familiar desaparecido. Algunas llevan dos o tres, hasta cuatro; algunos son sus familiares o son hijos de alguna compañera que no pudo ir.
Cuando los fotógrafos se acercan a ellas, se aseguran de mostrar muy bien el rostro de la foto, pues así es como se ha localizado a algunos de los desaparecidos, por eso no se niegan nunca a ser fotografiadas, para ellas es una oportunidad de poder encontrar a sus hijos.
A algunas se les rompe la voz cuando contestan a las consignas que escuchan de sus compañeras, otras gritan con fuerza para que la gente las pueda escuchar.
Al llegar a la plaza, todas colocan las fotos de sus desaparecidos. Algunas se van hacia la sombra para poder descansar, mientras que otras hablan a través de la bocina para pedirle a la gente que escucha que se sume a la movilización, que vea los retratos o que las vean como un apoyo en caso de ser migrante. Luego, levantan las fotos y se van a la posada donde comerán para después continuar con el viaje.
Caminos de hospitalidad. En conferencia de prensa, Ana Enamorado, una de las organizadoras de la caravana, destacó que este año el contingente ha tenido dos localizaciones, apenas a una semana de haber ingresado al país. Se prevé que haya un reencuentro más, los próximos días.
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