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El Camino de Santiago es el recorrido que realizan los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela, España, para visitar la tumba del apóstol Santiago. A partir del siglo IX, se forjó como una de las rutas de peregrinación más importantes de Europa, convirtiéndose en la espina dorsal de los reinos de la península Ibérica.
Por tanto, no es una única ruta ni un camino que recorriera el apóstol, sino que es un conjunto de caminos que, como venas del cuerpo, van convergiendo para dirigirse a Compostela.
Existen muchas personas que dicen que el Camino de Santiago debe ser una de las cosas que hay que hacer una vez en la vida. El peregrino participa en un camino que hunde sus raíces en la historia. Hay quienes lo viven como un producto de consumo, como una competición o como una excursión de unos días.
“Lo importante es disfrutar de cada lugar, de cada persona y de cada momento, vivirlo como una ruta que puede cambiar tu vida”, son las palabras de Jean-Paul Gaspard, quien dejó Aix les Bains en Francia e hizo más de mil 400 km acompañado de su amigo Angers.
Juntos, y a pesar de las difíciles condiciones ante la nueva normalidad, se aventuraron a realizar esta experiencia única.
La pandemia provocada por el coronavirus está afectando a los peregrinos que llegan a Santiago de Compostela en busca del premio final, la preciada compostelana. Muchos de ellos no tuvieron certeza en las reservaciones de hoteles, posadas o casas de acogida. Para la mayoría de los caminantes los sacrificios eran parte del plan y una pandemia no podía detener su meta.
A las afueras de la catedral de Compostela, se observan todo tipo de postales. Ciclistas y caminantes solos, personas que contagian su alegría y su triunfo al haber terminado.
Los añorados abrazos que han tenido que evitarse durante meses de confinamiento son un regalo visual que llena de energía positiva, mientras los músicos con sus instrumentos y sonidos típicos de la región de Galicia dan la bienvenida.
La alerta sanitaria declarada en Europa ha marcado un impacto negativo para la economía de Santiago. La paralización de sectores fundamentales ha dejado a pequeñas y medianas empresas sin trabajo, turistas y peregrinos, afectando hasta a la iglesia con los donativo.
Cerca de 75 mil peregrinos y 105 millones de retorno directo son las grandes perdidas que ha tenido este sector en el verano.
Las medidas extraordinarias apagan la ilusión del Camino de Santiago sin poder ofrecer ningún sector seguridad en los próximos meses. El 65% de los peregrinos son extranjeros y los afectados pronostican que su recuperación será lenta. Visualizan una posible recuperación para 2022.
