La capilla de la funeraria ubicada muy cerca de avenida Constituyentes acaba de ser desocupada. Aún quedan algunos restos de los arreglos florales en honor de alguien que partió al más allá. María del Rocío Ibarra García, vendedora de paquetes funerarios, dice que este trabajo le da la oportunidad de ayudar a la gente en momentos muy difíciles, lo que encuentra muy satisfactorio.
La voz de María del Rocío es pausada, transmite tranquilidad, algo valorado en su trabajo donde, dice, tiene que lidiar con personas que tienen sentimientos encontrados, debido al dolor que experimentan por la pérdida de un ser querido.
Goyo, su compañero de trabajo, cuyas actividades consisten en ver que todo se encuentre en óptimas condiciones para cuando los deudos lleguen a velar a su familiar, limpia los ataúdes que están en exhibición.
Hay de todos tipos. Algunos son económicos, otros son más lujosos. Todo depende de los acabados y los materiales usados para su manufactura. Los hay también para niños. Son blancos, de diferente tamaño, están acomodados unos sobre otros de acuerdo a sus dimensiones. Su presencia da escalofríos.
María del Rocío, quien tiene tres años dedicada a las ventas en el ramo funerario, señala que trabajar en el mismo es apasionante, pues le permite dar un servicio a las personas en el momento en el que lo necesitan. “Es muy bonito porque les ofrecemos la previsión, para que en el momento que suceda cualquier evento, ellos ya estén preparados, al menos en lo referente al servicio (fúnebre) y en trámites, pues aquí también los ayúdanos en eso”, abunda.
Explica que en ocasiones llegan personas cuyo familiar está muy enfermo y lo desahucian a comprar el servicio, pues saben que el fin es inminente. Hasta la fecha no le ha tocado venderle un paquete a una persona que planee su propio funeral, o que sepa que la hora de dejar este plano de la existencia de acerque.
También hay venta de urnas para las cenizas, que van desde las tradicionales de madera, con alguna imagen religiosa, hasta dijes y relicarios que pueden ser llevados al cuello por las personas, y en donde se pueden depositar una poca de las ceniza del ser amado.
Existen las urnas ecológicas, hechas con materiales naturales; en la parte de abajo es urna, y en arriba tiene la opción de colocar una planta.
María del Rocío confiesa que ella cree que tras la muerte no hay nada más, que depende de la fe de cada persona que quiere pensar que hay más allá de esta vida.
Comenta que han existido casos en los cuales se llega a velar a una personas que no profesa la religión católica y en esos casos se cubren las imágenes religiosas tradicionales del catolicismo.
Además de que se les pide que cuando recen lo hagan siempre respetando el dolor de los demás, pues a veces las dos capillas de la funeraria están ocupadas.
Agrega que fue lo sucedido en los pasados noviembre y diciembre, cuando tuvieron mucho trabajo, debido a que muchos adultos mayores perdieron la vida como consecuencia de las bajas temperaturas.
Patricio Urbina, gerente de una funeraria, que pertenece a una cadena con presencia en el norte del país, dice que brindan el servicio integral a los clientes que contratan con ellos los servicios.
Explica que cuentan con sus propios panteones, capillas y brindan incluso asesoría legal para los familiares de los deudos. Incluso, si no tiene espacio en algún panteón, ellos mismos se los pueden vender, o que quiera cremación, que actualmente, señala, es muy solicitado en Querétaro, y que también pueden brindar ese tipo de servicios.
El espacio de la funeraria es amplio y silencioso. No se escuchan muchos ruidos, salvo los de la avenida 20 de Noviembre y de Constituyentes. Al igual que María del Rocío, la voz de Patricio es pausada, serena.
Los paquetes que ofrecen a quienes tengan necesidad de sus servicios incluyen asesoría legal, como los trámites ante el Registro Civil, además de que, añade, si se inhumará o cremará a la persona fallecida dónde hacer cada trámite, pues es diferente para cada caso.
Señala que también brindan el servicio de embalsamamiento y preparación estética de los cuerpos, para que la persona fallecida sea recordada como si estuviera durmiendo por sus deudos.
La capilla, dice, se puede usar hasta por 24 horas, o ya sea en domicilio. En la funeraria se ofrece servicio de cafetería, carroza y el ataúd en préstamo o renta, para ser velado, en caso de que la persona sea cremada.
Agrega que el proceso que utilizan para garantizar la sanidad de los ataúdes, es estricto, pues se trata de una manera especial, para evitar contaminación biológica de los mismos.
Patricio resalta que una parte muy importante en el trabajo funerario es el acompañamiento tanatológico, para saber de qué manera tratar a los deudos de las personas que “se adelantaron en el viaje”, para lo cual reciben cursos y capacitación de manera constante, para servir a la gente en momentos emocionalmente duros.