París, Francia
La sociedad actual es víctima del consumismo. Esto no se hizo esperar en el mercado negro de las drogas y hoy en París, ya existen “dealers con estilo”, vendedores y repartidores de marihuana que se han atrevido a poner marcas.
Todo lleva un sello, un logo que permite lucir cuánto tienes.
Esto refleja que hoy en París, hay repartidores de droga que se han atrevido a poner una imagen en color verde de la planta de la marihuana en la bolsa que contiene el estupefaciente y que es entregado al consumidor.
Robie Méndez, colombiano de 37 años es consumidor de marihuana y exrepartidor de droga en Bogotá, vive en Europa desde hace 20 años, y salió de su país por un problema con los carteles colombianos. Comenzó a consumir yerba a los 12 años, lo que le permitió ingresar muy rápido el peligroso y aventurero mundo de la venta drogas.
El gusto por la marihuana obligó a Robie a venderla en su país natal. Era un adolescente que decidió “hacer plata rápida” y continuar por un mundo que rápidamente lo obligaría a salir de Colombia por meterse en problemas con dealers colombianos, “nada tienen que ver con los repartidores que se encuentran en Europa”, señala.
“Hoy los repartidores son jóvenes que no saben lo que hacen, la mayoría no tienen papeles para vivir en Europa y no tienen nada que perder. En mi país entregábamos en periódico la hierba y los consumidores no tenían necesidad de presumir que andaban fumando. Hoy es una moda que les parece divertida, pero no conocen nada de cómo llega la droga ni de dónde viene.”
Méndez ha vivido en España y Francia en los últimos 20 años, y nunca ha dejado de consumir marihuana. Pero volverla a vender jamás después de aquel acontecimiento. Comparte que en Europa las penas y las multas son otra cosa y no tiene ningún caso seguir esos pasos, ya se salvó una vez y no está dispuesto a volver a probar suerte.
“La droga que llega a España y Francia viene de Marruecos, todavía hay mucha gente que usa métodos como tragarse bolsitas o meterse droga en algún sitio para no ser descubierto, poniendo en riesgo su vida.” Asegura el colombiano que ninguna yerba es tan buena como la de su país y presume que allá sí saben fumar marihuana, no como acá (París) que los franceses la rebajan con tabaco para que no sepa fuerte.
El consumo de drogas está prohibido en Francia. El uso de drogas es un delito que puede ser castigado con una pena máxima de un año de prisión y 3 mil 750 euros de multa. El usuario también puede ser condenado a realizar un curso de toma de conciencia de los peligros del uso de estupefacientes y/o someterse a un tratamiento ordenado por la justicia consistente en atención o supervisión médica.
Las consecuencias de ofrecer o vender droga a otra persona son la de recibir una sanción que puede ir hasta cinco años de prisión y 75 mil euros de multa, la pena de prisión puede duplicarse para quien venda u ofrezca estupefacientes a menores o en un establecimiento de enseñanza o de educación o en sus alrededores. El vigilante, el gancho o el intermediario se consideran cómplices: son pasibles de las mismas penas, aunque no hayan recibido ninguna contrapartida en dinero o en especie.
Lo que suelen hacer los gendarmes es determinar que la cantidad incautada es para uso personal (un gramo máximo), después se confisca la mercancía y se procede a su destrucción. Lo que hacen las autoridades francesas es aplicar una pena de cuatro años a todo aquel que haya reincidido varias veces en el mismo delito. Es decir, si la persona es detenida varias veces con cannabis, es probable que tenga que cumplir una condena, independientemente de la cantidad de cannabis que se le haya incautado.
La ley francesa tampoco contempla la producción de cannabis (incluso la que pueda ser para uso personal) y puede castigar este hecho incluso con penas de hasta 20 años de prisión. Hay que decir también que, hasta el momento, han sido muy pocos los cultivadores de cannabis que han sufrido estas condenas máximas.
Francia es uno de los países europeos más estrictos en materia de marihuana.
Prueba de ello es que no está permitido el cannabis medicinal y se considera ilegal.
Son tan estrictos los franceses en la materia que asociaciones a favor del cannabis también son ilegales, ya que se considera ilegal la incitación a consumir marihuana.
En este país está prohibido promover la despenalización del cannabis o manifestarse a favor de la marihuana.
A pesar de ello hay asociaciones que piden la legalización de esta sustancia.
A pesar de la legislación tan restrictiva que impera en Francia, la marihuana y el hachis son las sustancias ilegales más consumidas, dejando en tercer lugar a la cocaína, y todo se debe a su costo: un gramo de hachis vale 10 euros, un gramo de marihuana cuesta 20 euros, un gramo de cocaína 60 euros.
Pero las cifras arrojan este año que 17 millones de franceses aseguran haber consumido alguna droga en alguna ocasión. Así lo revelaba hace poco un informe elaborado por el Instituto Nacional de Altos Estudios en Seguridad y Justicia. El estudio añade que cada francés se gasta al año 36 euros en droga, principalmente en marihuana.