Una lluvia ligera comienza a caer en la calle de terracería de la colonia Proyección 2000. María de los Ángeles y Enriqueta coinciden en que a pesar de las carencias en su colonia, ya tienen la certeza de que sus viviendas y sus terrenos son suyos, pues hoy martes, tras dos décadas demandándolo, el gobierno municipal les entregará sus escrituras.
A unas cuadras de Boulevard de la Nación se ubica la colonia Proyección 2000. Muchas de las viviendas están en obra negra. Enriqueta Conde Silva señala la casa que está frente a la suya. Dice que los vecinos no se han mudado y no han terminado su casa, precisamente porque no tenían certeza en la tenencia de la tierra. Había mucho miedo de un desalojo. La vivienda, de una planta, está a medio construir. Faltan ventanas, puertas, pisos… sólo son muros, nada más. La hierba ha crecido alrededor de la construcción.
Las calles lucen solitarias. La mayoría de las personas están en sus trabajos.
Enriqueta trabaja en su casa. Atiende una miscelánea.
María de los Ángeles López Velasco llega hasta la tienda de Enriqueta. De buen ánimo, la mujer dice que han pasado muchas cosas en estos tiempos viviendo en la Proyección 2000, donde hasta hace cinco años no contaba con suministro de energía eléctrica. El agua potable entubada está en proceso de instalarse en algunas calles. El drenaje ya está instalado. Poco a poco la vida de la comunidad mejora.
María de los Ángeles narra que vive en ese lugar desde hace 12 años, pero la colonia tiene de creada 20, es decir, los vecinos llevaban dos décadas pidiendo escrituras.
Antes “había juntas, pero no veíamos claro, hasta que llegó este gobierno [encabezado por Luis Bernardo Nava Guerrero]. A mí me pasó el terreno una persona”.
Enriqueta dice que ella le compró a una asociación encabezada por Enrique Becerra Arias, quien era presidente estatal del PRD.
Aprovechándose de las necesidades de la gente este líder político comercializó estos terrenos a sabiendas de que eran irregulares.
María de los Ángeles señala que aún les faltan algunos servicios. El drenaje se puso hace tres años. La electricidad la conseguían, hasta antes de la instalación del servicio, con “diablitos”. Los primeros vecinos le pedían a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que les pusieran al menos dos postes y un transformador, pero les decían que necesitaban que hubiera más personas para hacer el tendido.
Con el agua era algo parecido, tenían que “batallar” para tener el servicio en sus domicilios. En la calle donde ambas mujeres platican, están instaladas cada cierta distancia las tomas del agua, las cuales están tapadas con plástico.
María de los Ángeles señala que los servicios “van saltados”, pues hay calles que ya los tienen, mientras que la siguiente no.
Julieta Carrera Aranda es una de las líderes de Proyección 2000. Dice que efectivamente desde hace más de 20 años los habitantes exigen que les den las escrituras de sus casas.
“Desde ese entonces se ha buscado la regularización de la colonia, tener nuestras escrituras. Desde hace seis o cinco años nos habían dado luz verde para recibir ese documento.
“Somos 497 predios que no contamos con nuestras escrituras. Es un documento tan importante que da seguridad a nuestro patrimonio. Estamos muy contentos porque no lo veíamos venir, pero con el apoyo que hemos tenido con la administración actual estamos muy contentos”, subraya.
Agrega que la colonia tiene sus áreas verdes, pero le hace falta una escuela, es una petición que le gustaría hacerle al alcalde Luis Bernardo Nava, pues se necesita una primaria, ya que las personas batallan mucho para llevar a sus niños a la escuela. Hay un terreno, pero no sabe si es adecuado para el proyecto.
Del otro lado de la ciudad se encuentra Altos del Cimatario. La colonia abarca apenas un par de cuadras. Incluso, en una misma manzana hay lotes que pertenecen a otra colonia. Las calles están empedradas, a diferencia de las de Proyección 2000.
Francisca Reséndiz García, residente de la zona desde 1996, explica que desde hace dos décadas, al igual que en el otro asentamiento, esperan que las autoridades les entreguen sus escrituras.
“En el municipio, por muchos años, sólo nos decían que ahí estaban nuestros papeles y que esto iba avanzando, pero nunca nos daban una respuesta concreta”.
Narra que cuando la colonia comenzó los vecinos se organizaban para los servicios. Ellos, los residentes, pagaban la mitad, mientras que la otra parte la ponía el gobierno. Así fue que lograron el empedrado de las calles, el agua, la luz, pero faltaba la escrituración.
Recuerda que hace más de 20 años ella compró el terreno, también a Enrique Becerra Arias, para posteriormente construir su casa, a pesar de no contar con papeles.
Reséndiz García rememora que durante varios años enfrentaron problemas legales porque, en algunos casos, un mismo terreno estaba a nombre de dos propietarios distintos. “Nosotros no sabíamos de esos conflictos hasta que intentamos poner en orden la situación de la colonia”.
“Pero eso no es lo más grave, lo realmente lamentable”, dice, fue recibir la noticia de que la colonia Altos del Cimatario debía más de 14 millones de pesos de predial al gobierno municipal, situación por la que no podían formalizar la escrituración de sus viviendas.
“Cuando intentamos regularizar la colonia nos dijeron que debíamos mucho predial, pero nosotros siempre lo pagamos, por años le dimos el dinero al licenciado Becerra, pero él nunca lo ingresó al ayuntamiento, y sólo nos entregaba unos recibos, pero eran de papelería. Conseguimos apoyo del gobierno en 2016, y éste nos permitió pagar sólo 360 mil pesos, en lugar de los más de 14 millones que se debían.
“Otra cosa que hacía esa persona, es que si alguien no comenzaba a construir su casa, él revendía los terrenos, había familias que estaban en Estados Unidos, compraron el terreno pero no construyeron, y este señor les vendió sus terrenos a otras personas. Perdieron sus casas.
“Afortunadamente conseguimos el apoyo de las autoridades y esta situación pudo resolverse. Tener las escrituras será una tranquilidad muy grande, porque hemos buscado esto desde hace 20 años, y es algo que van a disfrutar nuestros hijos, nuestra familia”, comenta.
Blanca Estela Becerra Mandujano, también vecina en la colonia Altos del Cimatario, lamenta el día en que hizo tratos con Enrique Becerra Arias, pues una vez que analiza los gastos realizados para regularizar y resolver conflictos de su casa, concluye que habría sido mejor comprar una casa de interés social.
“Nosotros conocimos al licenciado Becerra porque le compramos una camioneta americana, y nos dijo que también vendía terrenos, entonces mi esposo y yo hicimos un esfuerzo por juntar el dinero y comprarlo, pero fue una mala decisión”.
Reconoce que cuando compraron el terreno en Altos del Cimatario desconocían el proceso de compra-venta. Incluso cuando entregaban el pago del predial a Becerra Arias, jamás notaron que los recibos que él les entregaba estaban firmados por su secretaria y no por él, quien era titular de la asociación.
Blanca Estela recuerda que desde el momento en que los colonos conocieron la situación de la deuda del predial no volvieron a ver a Becerra Arias.
Es una lección para los ciudadanos, dice, “porque uno compra los terrenos porque quiere aprovechar la oportunidad, pero luego las consecuencias son mayores”.
Pide a las autoridades ser más cercanas con los ciudadanos y asesorarlos en estos temas, pues son muchos los vendedores de terrenos y propiedades que se aprovechan del desconocimiento de la gente.
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