Ismael Serrano tiene muchos nuevos temas de los cuales escribir. Sugiere: Las crisis económicas que supuestamente se han superado los países pero que tienen a millones personas trabajando con sueldos precarios; las elecciones en las que pocos creen al ser resultado de un desgaste en la política; las desigualdades que maquillan los gobiernos tanto en España como en Latinoamérica…
Luego reflexiona: Quizá lo más difícil no es hallar la inspiración para hablar de realidades sino encontrar un espacio para que otros las escuchen, en una época en la que los discursos deben reducirse a 140 caracteres, las canciones se promueven de manera unitaria y se privilegia la evasión en las letras.
“Antes uno podía encontrar en la radio una canción que literalmente te cambiara la vida, ahora sólo escapismo, parezco un viejo diciendo eso, pero así es”, dice el cantautor español con ironía desde su centro creativo, en Madrid.
“No es que invitar al escapismo esté mal, las canciones no siempre tienen que ser reflexivas, pero si encima se les da espacio a propuestas machistas (como el pop urbano) lo que haces es normalizar conductas absolutamente despreciables”, lamenta.
A Serrano se le nota un poco cansado, unas horas antes ha culminado uno de los proyectos más ambiciosos que requirió todo un ejército de personas (camarógrafos, tramoyistas, titiriteros, músicos) para realizar una suerte de puesta musical.
El recital, que se estrena este mes, estuvo compuesto por cerca de 24 temas entre los que destacan clásicos como “Todo cambia” (Mercedes Sosa), “Y sin embargo” (Joaquín Sabina) y suyos, como “Vértigo” y “Ahora que te encuentro”.
“Siempre quise contextualizar los temas y es todo un reto porque es algo que se está perdiendo, el modelo de consumo de música te impone escuchar sin el concepto del disco, que podía resumir tu estado anímico y llevarte a una búsqueda”
El español interpreta desde una habitación (que parece ser su propia mente), que contiene un ventanal en el que se proyectan diversos paisajes (estrellas, lluvia, nieve, campos… ), a la vez que conversa con una rosa.
¿Suena demasiado tecnológico y evasivo? Él asegura que buscó el efecto opuesto:
“A veces parece que lo musical está al servicio de las luces y pantallas, es una opción válida pero creo que todo debe estar al servicio de la música y el relato, los contenidos audiovisuales deberían estar al servicio de la canción porque lo más importante en un concierto de estos es la palabra”.
En el recital la rosa funge como un pretexto para reflexionar sobre cada melodía y la importancia de seguir componiendo: “Es importante porque por más que intentemos evadir, nuestra vida emocional se ve afectada por nuestra realidad”.
Cita la crisis española como ejemplo, que considera sigue vigente por más que su gobierno lo niegue: “Se dice que se están creando muchos empleos pero de una precariedad absoluta, los salarios no suben, la calidad de la vida ha bajado, sobre todo en una generación muy joven, que sigue en el desempleo absoluto o que tiene empleos por horas, por día, y vive a salto de mata, con rentas altísimas que no les permiten emanciparse”.
Serrano ve una similitud entre España y México (así como el resto de Latinoamérica), por eso considera que las sociedades deben de seguir dando crédito a los inconformes, especialmente a los jóvenes.
“México es un caso especial porque los jóvenes son la mayoría, España es de personas mayores. En los jóvenes está el enojo, la indignación por los desaparecidos y por una democracia que, en el mundo, sigue quedando a deber”.