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Minneapolis.— Prince es más espectáculo que Justin Timberlake. El homenaje al artista oriundo de Minnesota despierta al US Bank Stadium durante el show del medio tiempo del Super Bowl LII.
Era un secreto que todos sabían. Era muy obvio que uno de los íconos más importantes en la historia de la música tenía que aparecer en su hogar, sin importar que ya no esté físicamente.
Parece que Timberlake se echará solito la presentación, que peca de un comienzo muy débil por parte del cantante. Sin aparecer en el centro de la atención, prefiere salir en suspenso mientras canta su más reciente éxito, “Filthy”, de su nuevo álbum Man in the woods.
Cuando decide aparecer ante el público, Justin no crea alguna impresión.
JT prometió en la semana no ‘NSync ni Janet Jackson, y lo cumple. Ni alguna melodía de la boyband que lo llevó al espectáculo se escucha en el centro de Minneapolis. El silencio en el estadio asusta a los organizadores y promotores del anuncio, nada más se escucha la voz de Justin. “Rock your body”, “Sexy back”, “My love” o “Cry me a river” prenden a nadie. Fueron éxitos en los 2000 y parece que ni un alma se acuerda de ellos.
El egoísmo de Timberlake sobre el escenario es notable. Ninguna sorpresa, no hay invitado adicional, él y sus pasos de baile –muy buenos para ser justos– pero nada más. Mientras el cantante ejecuta “Suit & Tie”, presume sus movimientos con el micrófono… una vez más sin sorprender.
Es hasta que se apagan las luces y lo único que se ve es el morado, el mismo que distinguía a su “alteza”, ¿será posible? ¿veremos a Prince una vez más?
Antes del show, los presentes recibieron un anillo especial que brillaría durante la presentación de la estrella de pop, pero no especificaron a qué hora.
Todos permanecen sentados, cuando una pancarta baja desde la parte más alta del US Bank Stadium. Una voz, que no se escuchaba desde el 21 de abril de 2016, suena. “I would die 4 U” retumba las bocinas y la gente pierde el suelo. Aparece Prince, en su mejor momento, cuando dominaba a la música.
Por un momento, el público no quiere cantar y simplemente están atentos a la imagen del espíritu que se fue muy pronto.
No recurrieron al espectacular holograma porque la familia del intérprete de “Púrpura” no autorizó su uso.
Si no es por Prince, JT fracasaba. Nadie prestó atención después del momento del ex vocalista de The Revolution.
Mucho color y poco fondo para la última parte del medio tiempo. Justin aplica la que no falla: subir a las gradas, bailar con las fans y cantarle a la cámara.
De los 14 minutos del show, en los que apareció Prince fueron los mejores. Antes, al inicio del encuentro, Pink impresiona con su voz al interpretar el Himno Nacional, y se lleva la ovación.
Luego, la proyección de un minishow grabado de Sting, en el medio tiempo, sirve para preparar la presentación de Timberlake.
km