Dystopia es un reino itinerante. Aparece cada día en un lugar distinto pero provoca las mismas sensaciones entre los que acuden al llamado del soberano Dave Mustaine noche tras noche y al que respaldan Kiko Loureiro, David Ellefson y Dirk Verbeuren.
Dystopia es un reino de altos decibeles. Los caballeros y el rey empuñan sus guitarras, bajo y baquetas para ejecutar su música en directo frente a miles de fieles seguidores que celebran, brindan, gritan, cantan y saltan por la primera visita a Querétaro del conjunto metalero que se fundó en 1983, Megadeth.
El soberano Mustaine, músico con amplia experiencia, sabe ganarse rápido a un público nuevo al aprovechar su ansiedad por tenerlo enfrente sobre un escenario para recibir su buena dosis de trash metal, que ésta vez fue ligeramente menor a las entregadas en Ciudad de México y Guadalajara, pero celebrada por los queretanos con gran intensidad. Hoy tocan en Monterrey en un festival y mañana en Tijuana para cerrar así las apariciones del reino Dystopia en México.
Megadeth se presentó por vez primera en Querétaro ante unos cuatro mil metaleros que supieron responder a la banda norteamericana, que debutó en el estado la noche del jueves con su gira mundial 'Dystopia', nombre homónimo de su décimo quinto álbum de estudio que lanzaron a principios del año.
La plaza Santa María se tiñe de negro, el color principal en el que se enfundan los asistentes al ritual en el reino de Mustaine. Un par de horas antes del inicio del concierto (la aparición de Megadeth está programada a las 21:00 horas), una parte de la comunidad metalera ronda los alrededores del recinto, y poco a poco ingresan, unos al ruedo otros a tendido y barrera, para entrar en ambiente y esperar a la banda estelar.
Dystopia es un reino de oportunidades. Pasadas las ocho de la noche aparece el grupo telonero, Espina, que cumple con 15 minutos de hard rock de manufactura queretana. Son bien recibidos y cumplen con encender los ánimos. Siempre es un acierto darle chance al talento local.
Pasan 15 minutos después de las nueve de la noche y la oscuridad se apodera de la plaza y desata alaridos de júbilo.
La aparición de Mustaine y compañía en el templete provoca una estruendosa ovación al escuchar ‘Hangar 18’, un clásico de la banda angelina con el que inicia la velada metalera que tendrá como apoyo cinco pantallas al fondo, una central, la más grande, y cuatro más pequeñas.
Megadeth sigue con un tema del nuevo disco, ‘The threat is real’ además de ‘Tornado of souls’, otro tema añejo del álbum Rust in peace de 1990.
Manejo escénico perfecto de Mustaine con su larga y rubia cabellera que intercambia lugar con sus otros músicos, recorre de un lado a otro el escenario e interactúa con su público que se entrega por completo al corear los temas.
Dystopia es un reino donde predominan atmósferas manipuladas por los estruendos de las guitarras. Dedos moviéndose vertiginosamente marcan el ritmo de respiración de los fanáticos.
Del álbum más reciente suena ‘Poisonous shadows’, seguida por dos éxitos anteriores, ‘Wake up dead’ así como ‘In my darkest hour’, para dar paso a otras canciones de estreno, ‘Conquer or die’ y ‘Fatal illusion’.
Con ‘She-wolf’ la conexión ya es absoluta. ‘Down patrol’ y ‘Sweating bullets’ son preámbulo perfecto para que suene la power ballad ‘A tout le monde’, una de las que se sabe todo el mundo. Siguen con ‘Trust’, ‘Post American World’ y ‘Dystopia’ completan 15 temas del set en vivo para dar paso a ‘Symphony of destruction’, tema de 1992, en el que todos los presentes corean “Megadeth, Megadeth, aguante Megadeth” entre los riffs iniciales.
Mustaine y compañía desaparecen un momento del escenario. No pasan ni dos minutos cuando regresan para el encore, por lo que el guitarrista comenta que “son un gran público, definitivamente vamos a volver” en inglés. De inmediato arranca ‘Peace sells’ y cierran definitivamente con ‘Holy wars... the punishment due’, con la que se despiden en medio de una gran ovación. La experiencia en Dystopia dura 95 minutos, tiempo suficiente para que los queretanos disfrutaran del reino de la distorsión de una legendaria banda angelina.
