Depeche Mode no decepcionó. La larga espera de casi nueve años desde su última visita a la capital trajo a un trío renovado y energético que, con su disco 14 de estudio y ésta, su gira número 17 y la más extensa en más de 38 años de carrera, demostró que su música ha sabido sortear la barrera generacional, consiguiendo así mantener cautiva a una audiencia que los sigue desde su primera visita en 1993 y que hoy, con el Global Spirit Tour, logró atraer a una nueva que lo vio por vez primera en directo.
En punto de las 20:45 horas, con los estribillos de “Revolution” se apagaron anoche las luces del Foro Sol para después soltar los primeros acordes de la canción “Going backwards”.
Una ola de gritos, aplausos y un mar de celulares por parte de 65 mil asistentes, le dieron la bienvenida a David Grahan, Martin Lee Gore y Andrew Fletcher, quienes acompañados de colores proyectados en las pantallas que simulaban una pintura que desaparecía, comenzaron la velada.
Continuaron con “I’ts no good”, en donde aparecieron proyectados en blanco y negro a través de las tres pantallas colocadas a sus espaldas, lo que aumentó la euforia de los asistentes; motivado, Grahan dio vueltas sobre el escenario con los brazos abiertos, portando un chaleco plateado y pantalones negros, y al finalizar gritó al micrófono: “¡Buenas noches Ciudad de México!”
Al comenzar “Barrel of a gun”, su vocalista desfiló por la pasarela ubicada justo al centro del escenario, lo que permitió a las primeras filas verlo más de cerca.
Fieles a su sonido ecléctico, que combinó la música electrónica, el uso del sampler y esa forma de fusionar el sintetizador con instrumentos y voces, hicieron que la velada transitara entre el recuerdo y lo más fresco de su repertorio.
“Useless”, “Precious” y “World in my eyes” fueron otras canciones interpretadas.
Los movimientos corporales de Grahan, cuyo vaivén de su trasero fue proyectado en las pantallas, hizo que los presentes aplaudieran y silbaran de la emoción.
“¡Muchas gracias, vamos!”, diría antes de cantar “Cover me”, que con un ambiente sombrío, al igual que el color negro que predominó entre el público, acompañó el paso del grupo pasara de un rock melancólico a canciones llenas de ritmo.
Con “Home”, Grahan sumó a la audiencia a los coros, con una respuesta que lo asombró y agradeció con una reverencia al finalizar su interpretación.La potencia vocal e instrumental del trío se desplegó en el escenario ininterrumpidamente desde que comenzó. En uno de los pocos momentos de color, una pareja de bailarines mostró a través de las pantallas una coreografía sincronizada, mientras los británicos cantaron “In your room”.
Al interpretar “Revolution”, Dave desfiló en una tarima detrás de la banda invitando a aplaudir, mientras unos puños rojos le hacían fondo con la señal de amor y paz. Siguió “Everything counts”.
Los ingleses parecían no haber sufrido los estragos del tiempo; la energía de los tres jamás decayó y aumentó al cantar “Enjoy the silence” y con “Never let me down” el público simuló una bandera mexicana con las luces de sus celulares. “Strange love” y “Personal Jesus” también se escucharon.