Un viaje en trajinera acompañados por catrinas y toda la experiencia de disfrutar del espectáculo de La Llorona en Xochimilco fue el primer acercamiento que Lee Unkrich y Darla K. Anderson tuvieron con México cuando ya planeaban filmar Coco, que se basa en la tradición del Día de Muertos.
El director de la cinta y la productora empezaron con el proyecto en 2011, año en que la doctora Andrea Escobar, quien entonces trabajaba para Disney, fue contactada para enseñarles sobre la tradición del Día de Muertos, tema en el que es especialista, pues su familia es una de las más antiguas de Xochimilco.
Andrea Escobar Ríos, profesora del Tec de Monterrey, narró a EL UNIVERSAL lo que significó para ella contribuir en la realización de Coco, ganadora del Oscar a Mejor Película Extranjera y Mejor Canción Original por “Remember me”.
“Preparamos una cena típica a bordo de la trajinera, con tamales, sopes, tlacoyos, ponche, atole”, recordó Escobar, quien en un principio no sabía que sus conocimientos servirían para una película.
Escobar formó parte de la producción de La Llorona en años anteriores y también tiene un grupo con unos familiares que se dedica a rescatar y promover la tradición del Día de Muertos.
Ríos recuerda que cuando vieron el espectáculo de La Llorona Unkrich y Anderson realizaban dibujos.
“Me atrevo a decir que la obra los inspiró bastante porque dibujaban el escenario. El espectáculo se realiza en una chinampa y la escenografía es una pirámide llena de luz y en donde se llevan a cabo danzas”, relató.
El espectáculo en Xochimilco no es acerca de la historia popular sino de la leyenda prehispánica de la Cihuacóatl, la diosa madre, “donde ella llora pero por la conquista que van a sufrir sus hijos y cómo van a morir a manos de los españoles. El show está lleno de danzas prehispánicas y unas marionetas de calaveras enormes, ocupando muchos efectos de color.
“Esa pirámide como que fue parte de inspiración para escenas de Coco donde aparece una pirámide llena de colores, calaveras enormes, un danzante arriba”.
Otro elemento de ese espectáculo que después Escobar vería reflejado en Coco es el de la canción de “La Llorona”, pues como se canta la versión en náhuatl, le preguntaban por su significado. “Esa fue la noche más bonita que tuvimos. Pasamos cinco horas en la trajinera comiendo y platicando”.
En esa semana también se dieron tiempo de ir al Museo Dolores Olmedo. En esa visita, señala Andrea Escobar, lo que más impactó a Unkrich y Anderson fue descubrir a los perros xoloizcuintles. Se preguntaban, para empezar, por qué no tenían pelo.
“Fue la primera vez que tuvieron contacto con esta raza. Se les explicó la relación de estos perros con la muerte. Desde la época prehispánica nuestros ancestros lo tomaron como un guía hacia el Mictlán. Una vez que las almas se desprendían del cuerpo físico terrenal tenían que irse a un sitio en el inframundo, los xoloitzcuintles eran los que los guiaban”.
Aunque por cuestiones académicas Escobar tuvo que terminar su relación laboral con Disney, se mantuvo en contacto con Unkrich y Anderson vía Internet y siguió respondiendo a sus dudas, que tenían que ver, sobre todo, con La Catrina y la relación de los mexicanos con la muerte.
“Ellos me decían ‘queremos saber por qué el mexicano ve la muerte como algo hasta bueno’ y les planteábamos que nosotros estamos conscientes de lo bueno y lo malo que tenemos, la muerte es recordar lo que vale la vida. Cuando uno trasciende a otro mundo se queda todo aquí. Las personas no se olvidan, es recordar lo que significan las almas para nosotros y la conexión con la familia”.
La profesora también les habló de esta conexión en el sentido de que la muerte es un paso hacia el otro mundo en donde vas a reencontrarte con tu familia.
Andrea Escobar Ríos, Lee Unkrich y Darla K. Anderson volvieron a encontrarse en octubre de 2017, durante el estreno de Coco en Bellas Artes.