"Hace unos meses, poco después de un escándalo en el que nadie fue castigado por haber cometido agresiones sexuales, un amigo me preguntó qué era lo que yo consideraba un ajuste de cuentas apropiado. 'Al menos quiero que pierdan su trabajo', dije. 'Quiero que sus vidas se vean interrumpidas, y quiero que otros vean que si le haces eso a alguien, tu vida se pone patas arriba, así que es mejor que no le hagas eso a nadie', escribió Olivia Collete en la columna "Porqué dejé de ver las películas de Woody Allen", que se publicó en el blog de cine Rogerebert hace algunos meses.
El tema está sobre la palestra. En Hollywood, lo que no es condenado por la ley está siendo castigado con el rechazo público y bien lo sabe Woody Allen quien por estos días pasa por uno de sus momentos de más baja popularidad, tras que reflotaran las acusaciones de abuso sexual contra su hija Dylan Farrow.
El cineasta trabaja en un nuevo proyecto que se titula "A Rainy Day in New York". La cinta actualmente se encuentra en postproducción y corre el peligro de no se estrenada jamás.
La casa productora Amazon está teniendo problemas para estrenar la cinta, según consignan medios estadounidenses. "Rainy Day será distribuido por la plataforma de Amazon a fin de año sin ningún tipo de publicidad o gran estreno", dice una fuente reservada de la empresa a Page Six.
En la antesala de su lanzamiento, actores que participaron en ella como Selena Gómez y Timothée Chalamet se han distanciado del cineasta y han donado a movimientos contra el acoso sexual (Time's Up) los salarios que recibieron por actuar en "A Rainy Day in New York".
Sin productoras que quieran financiar sus proyectos, actores que quieran trabajar con él, ni audiencias que reciban con calidez sus películas, la emblemática carrera cinematográfica de Woody Allen podría llegar pronto a su fin.
AR