La infancia de Hugh Hefner, fundador de Playboy y fallecido el pasado miércoles, se dio en un hogar represor del cual escapó en su juventud, de acuerdo con la entrevista que concedió al periodista Ricardo Rocha en 1994, por los 40 años de la revista.
Hefner considera a Playboy como un cruzado en la revolución sexual y él mismo se define como el que tiene que matar “dragones”.
“La revista celebra la vida, celebra la sexualidad humana y es o es algo positivo, se parece a mí”, señala. A continuación reproducimos la entrevista con autorización del autor.
Señor Hefner… cuando llegaba yo a esta mansión, pensaba en el joven que necesita unos cuantos dólares para construir sus sueños… lo buscaba y lo descubrí porque está sentado frente a mí y yo estoy totalmente seguro de que él está muy adentro de usted… ¿qué hace el hombre después de crear y administrar este imperio: abdica, se retira o tiene nuevos sueños?
Nunca se retiró de los sueños, los sueños están vivos. Participo activamente en la revista aunque no en las compras cotidianas, en la rutina, y el sueño sigue siendo el mismo de cuando era joven. La parte de negocios del negocio nunca me ha entusiasmado.
¿Cuáles son los principales trofeos en su vida señor Hefner?
A mí me criaron en un hogar muy idealista y muy represor, así que muy pronto escapé a tener sueños románticos. Una de las razones por las que ha tenido tanto éxito es no nada más por las fotos de muchachas bonitas, hay una filosofía, es una filosofía romántica e idealizada, idealista; creo en la libertad de la persona, en la libertad política y económica. Nos estamos volviendo una aldea global y creo que algunos de los sueños los encendió la revolución norteamericana y ahora están por todas partes; es lo mejor que tiene que ofrecer EU y lo mejor que representa Playboy.
¿Piensa usted que el Playboy fue una bandera en estas batallas de libertad, especialmente en la revolución sexual de los 60?
La intención era una revista de entretenimiento y diversión, pero se convirtió en una cruzada en esta revolución sexual y esto tenía que ver con mis opiniones y valores cuando yo era niño, cuando era adolescente. Cierta parte de Playboy se ha convertido en una cruzada y yo soy como el que tiene que matar a los dragones y hay muchos dragones por ahí.
En ese sentido, en una época se le acusó de explotar a playmates, ¿acepta esta acusación de tratarlas como objetos sexuales?
Es interesante cómo ha cambiado el idioma al describir esto; al principio, para nosotros y nuestros lectores las imágenes representaban la liberación sexual, después fue políticamente correcto decir que se trataba de explotación sexual y en algunos sitios pornografía. Son las mismas imágenes, me parece que representan lo que cualquier persona proyecta en ellas.
¿Qué es la belleza, señor Hefner? ¿Es física, superficial, curvas?
Creo que hay algo mágico en la belleza, creo que es algo subjetivo. La verdad y la belleza es de lo que se debe tratar la vida, la búsqueda de esto.
¿Y dónde queda el placer?
En la vida también debe buscarse el placer. El hecho de que en la sociedad y la religión se favorece el dolor como algo más digno que el placer es una forma enferma de ver la vida.
¿Piensa usted que ha tenido un impacto en la belleza femenina? Siempre publica una foto de una mujer con generosas formas...
Nosotros no creamos el concepto de la atracción o el atractivo a ciertas características sexuales de la mujer. Una mujer bien formada era popular antes del Playboy. De hecho, la fijación en los pechos se podría encontrar más quizá en los suéteres de los 40 de Jane Russell y de Sofía Loren.
¿Es usted muy macho?
Macho significa muchas cosas. Yo no me considero un macho. No ha habido muchas noches en la que estuviera solo. De manera real he vivido mi propio sueño y he reflejado los sueños de otros hombres. Fui lo bastante afortunado como para vivir los sueños de adolescente de mi época. Alguien tenía que hacerlo, es un trabajo duro pero hay que hacerlo.
¿Cuál es su secreto? Dígame qué es lo que les gusta a las mujeres...
Ser consideradas seres humanos, que uno sea sensible a sus sentimientos, ya sea que se le esté haciendo el amor o conversando, que se preste atención a la mujer, que se le escuche.