“¡No es lo mismo, Mago, porque ellos pagan millones de pesos para que tú digas ‘Gansito congelado’, no para que digas ‘Gansito bien helado’”, fue una de las primeras llamadas de atención que Chabelo le hizo al Mago Frank. Cuando lo cuenta, todavía se confunde sobre la opción correcta, pero lo toma con humor y como un ejemplo de la personalidad de su “padre artístico”, Chabelo, a quien él llama Xavier.
Hoy, Chabelo hoy cumple 85 años y lo hace lejos de los reflectores, de aquel programa emblemático. Sus compañeros de trabajo recuerdan cómo era convivir con esa dualidad: el Chabelo amigo de todos los niños y el Xavier López estricto y perfeccionista.
“Yo lo considero mi padre artístico, conviví mucho con él, como padre e hijo, incluso más que él con sus hijos. Un día llegamos a Toluca y me dijo que me iba a llevar a un lugar donde vendían unas quesadillas buenísimas. En cuanto iba a bajarse del coche todos lo reconocieron y dijeron ‘¡Chabelo, Chabelo!’, se armó un relajo, cerraron la puerta y arrancó el chofer; yo ya me había bajado y me quedé allí, así que fui a comprar para llevar y llegando al hotel le dije: te traje tus quesadillas, y me respondió: ‘yo me las quería comer allí’”.
Adriana de La Piedra fue edecán del famoso programa, como también lo fuera en su momento Verónica Castro. Cuenta que entró allí por casualidad, porque no se le antojaba nadita levantarse los domingos antes de las siete de la mañana.
“Me divertí mucho, aprendí mucho de Chabelo y lo quiero muchísimo, viajamos bastante porque hacíamos gira en toda la República, éramos como familia”, agrega Adriana.
La exedecán recordó que todos los sábados el equipo hacía un ensayo general donde sí o sí se desarrollaba el programa como si estuvieran en vivo, esto, para que no hubiera un error durante la transmisión.
“Durábamos hasta 18 horas ensayando. Los de la producción hacíamos quinielas apostando que terminábamos a las cuatro, a las cinco de la mañana, eran maratones”, agrega el Mago Frank sobre estos ensayos.
Entre sus anécdotas también se encuentra el primer día de trabajo con Chabelo. Él llegó al ensayo pero sin Blas, su conejo, y cuando le tocó hacer su parte con los cuates de provincia, sólo hizo como que lo traía en brazos.
“Me preguntó: ’¿y el conejo?’ Le dije que no lo traía y respondió: ‘Mago, los ensayos se hacen para ensayar, no para que hagas lo que quieras’. Le contesté que no se preocupara, que ya venía en camino y en seguida mandé traerlo”.
Xavier López, nacido en 1935, comenzó su camino como un adulto estudiante de medicina que adoraba la televisión, tanto, que tomó trabajos de jala cables, de floor mánager y luego haciendo pequeñas apariciones en sketches junto a Ramiro Gamboa, hasta que la tv lo hizo dejar la medicina y la adultez para convertirse en un niño.