De niña jugaba a hacer teatro. Ya luego, como actriz, en alguna ocasión se quedó con poco dinero ante el desempleo. Hoy, Marina de Tavira está mediáticamente en los cuernos de la luna gracias a su trabajo en ROMA.
Proveniente de una familia con historia teatral, la nominada al Oscar en la categoría de Actriz de reparto por el filme de Cuarón, comparte con EL UNIVERSAL algunas anécdotas de su carrera.
¿A qué jugabas de niña?
Tenía un juego con una prima mía, que ahora es bailarina, que se llamaba “Obra”, consistía en que cada una ensayaba 15 minutos una obra de teatro y luego nos la presentábamos entre nosotras. ¡Era nuestra fascinación! Y pues ¿quién no cantó en un cuarto, con un micrófono, “Mentiras”?
¿Alguna vez pensaste en quitarte el apellido De Tavira para que no pesara a favor o en contra en el medio?
Nunca lo pensé, pero sí me cuestioné cuando entré a estudiar porque el director de la escuela era Luis de Tavira (su tío, dramaturgo y teórico del teatro) y en ese momento pensé que podía afectarme. Y él me dijo: “Vas a ver que será más difícil, no fácil, por tener este apellido, que consideren que lo que vas logrando sea por ti”.
¿Cuál ha sido el peor momento que has tenido en tu carrera? Diego Luna dice que él tuvo que, de niño, hacer teatro ante un auditorio vacío.
Muchas veces también di función para pocos espectadores, pero sabía que es parte de esto. Pero sí he tenido momentos de aridez por no tener trabajo, hubo un tiempo en que me fui a vivir a Francia porque tenía una beca para estudiar allá y, cuando regresé, no había nada. Me salvaron Las Buenrostro (película) y la Compañía Nacional de Teatro, que me llamaron para hacer Fotografía en la playa.
Siendo alguien que está en lugares con público, de pronto llegar a la alfombra del Festival de Venecia debió enchinar la piel...
Esa fue la primera alfombra roja y es un festival con historia y tradición. Estaba con Yalitza (Aparicio) y Nancy (García, la traductora), nos volteamos a ver para decir: “¡ya no hay vuelta atrás!” Y he aprendido a disfrutarlas, (las alfombras) algo que no buscaba, en general, en mi carrera. No atendía esa parte y de pronto me ha tocado casi hacer un doctorado en ellas (risas).
¿Lista para el Oscar? ¿Quieres ganar?
Siempre tomo estas cosas con un gracias. Si sucede, bien, si no, con estar ahí sentadas, ganamos. No es algo que me esperara, entonces, honestamente, no tengo ninguna expectativa.
¿Y tras el Oscar, qué?
Regreso al teatro. ¡He estado viajando mucho y necesito un proyecto que me ancle! La obra se llama Tragaluz, de un dramaturgo británico y se va a hacer en la Casa del Teatro, donde estudié. Lo que siga después no sé, tengo algunas propuestas que ando analizando.