El resumen de seis décadas es positivo: Un hijo (Julián), un nieto y más de 40 años de carrera sólida en México. Maribel Guardia, quien hoy cumple 60 años, afirma que se siente a gusto con su edad.
“A nadie nos gusta hacernos viejos, pero por otro lado celebro estos años con una alegría enorme, más que cuando tenía 20 años y tenía inseguridades y me sentía fea; si tuviera la juventud de esa época y la experiencia, ¡lo que haría!”.
Hoy celebrará con la familia, incluyendo a su nieto que, expresa, es la luz de su vida. “Es la cereza del pastel y estoy loca por él”.
Sorprende su bien cuidada figura, y la pregunta es constante:
“La gente pregunta cómo me mantengo y pues hay que cuidarse, sé que todo por servir se acaba, pero siempre hay que cuidarse”.
Cuando era pequeña, recuerda, Maribel quería ser como Janet Arceo, una periodista que trabajaba en Siempre en domingo, así que frente a un espejo la imitaba.
“Siempre soñé con dedicarme a esto, pero jamás pensé que llegaría a México”, dice la nacida en Costa Rica.
La primera vez que Maribel pisó México fue hace más de 40 años como concursante de Miss Universo. No ganó, pero Televisa le ofreció una beca viendo el carisma que tenía.
Pensó mucho en aceptar, pues tenía una vida y novio en su país, siendo su mamá la que terminó por lanzarla. “Me dijo que podría arrepentirme. Salí de mi entorno, entonces Costa Rica tenía 2 millones de habitantes y luego llegar a esta gran ciudad fue duro: vivía sola en un hotel, en el Continental, que se caería en el terremoto y el primer año me la pasé llorando. Un día desperté y dije no voy a llorar más, voy a amar a este país y a partir de ese día fluí y agradecí todo”.
¿Cómo tomas los comentarios de los hombres?
Los hombres son piropeadores, pero las mujeres se me acercan mucho a preguntarme qué me pongo o que me tome una foto con su marido. ¡Soy como la sexy familiar! Mi baile es muy sensual en los escenarios, pero las señoras son amorosas conmigo. También creo que fue porque nunca quise hacer una villana en televisión sino telenovelas para niños, como Serafín y Aventuras en el tiempo, donde salía con faldita a la rodilla, poco maquillaje y las hice porque mi hijo estaba chiquito y podía llevarlo a la escuela.
¿Cómo fue la experiencia en tus inicios en el cine?
Con Luis Alcoriza tuve una película (Terror y encajes negros). Un día me invitó a comer y le dije que no porque había ido con Gonzalo Vega ¡y canceló ese día el llamado y se fue a casa! Creí que quería algo mío, pero no era así. Fue una película que cambió mi vida y me puso en otro target.