¿Cómo se leen entre ensayistas?, ¿qué temas les interesan?, ¿cómo han ido ganando terreno en un género que había estado dominado por los escritores varones? Iliana Olmedo (Ciudad de México, 1975), Liliana Pedroza (Chihuahua, 1976) y Brenda Ríos (Guerrero, 1975) hablan de los temas que les interesan y coinciden en que ahora las mujeres ensayistas mexicanas tienen una gran potencia y hacen escuchar su voz.
Poetas o narradoras, interesadas en asuntos literarios, pero también enfocadas en temas cotidianos, estas tres mujeres poseen una amplia formación académica; hacen trabajo académico de investigación, editan antologías, impulsan proyectos, se prueban sin temor en géneros distintos y se reconocen en las otras, en sus antecesoras y sucesoras.
El ensayo solía estar dominado por los escritores. “A las mujeres les ha costado más trabajo conseguir legitimidad como ensayistas, pues el estereotipo señalaba a las mujeres como dicharacheras, chismosas, con facilidad para hacer historias, son cuenteras, pero no reflexionan. Las mujeres han tenido que demostrar su capacidad de discutir, de analizar y de ensayar ideas”, señala Iliana Olmedo.
La autora de la novela Chernóbil y doctora en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona dice que en la historia de la literatura mexicana existen varias mujeres que han marcado un precedente importante en el ensayo, “lo que sucede con las ensayistas y, en general, con todas las escritoras, es que no son conocidas porque la autoridad crítica, históricamente masculina, las ha excluido”.
Liliana Pedroza, doctora en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, afirma que muchas escritoras han ganado premios, sin embargo algunas han confesado que han utilizado un pseudónimo masculino para tener mayores posibilidades de ganar. “Yo también lo he hecho y he ganado, pensando el jurado que le otorgaban el premio a un hombre. Eso ya te marca el contexto social en el que seguimos trabajando por hacernos un hueco en los espacios públicos. A veces tenemos que viajar de trampa, sin pasaporte, para poder llegar a donde queremos. Y aquí estamos pese a todos los obstáculos”.
Brenda Ríos, quien es maestra en Letras Latinoamericanas en la UNAM asegura que el género en sí no es tan popular, “se considera del ámbito masculino porque hay que ‘argumentar’ y bueno, hasta hace 50 años la única mujer que argumentaba al lado de hombres era Castellanos. Seguro hay más en la oscuridad, pero por estadística seguirá siendo un número ínfimo”.
Con voz y voto. México tiene a importantes ensayistas mujeres, desde Rosario Castellanos, Martha Robles, Esther Seligson o Vilma Fuentes, y recientemente autoras que van de Marina Azahua, Vivian Abenshushan, Elisa Corona Aguilar, Karla Olvera, Valeria Luiselli a Iliana Olmedo, Leticia Romero, Liliana Pedroza, Brenda Ríos y Gabriela Jáuregui, lo que confirma la gran potencia del ensayo escrito por mujeres.
Son escritoras que se interesan por la investigación literaria, por la equidad de género, por dar visibilidad a escritores que han sido silenciados y excluidos de la historia intelectual y la tradición; pero también se interesan por lo cotidiano.
Iliana Olmedo asegura que una de las tareas más conscientes y permanentes de las mujeres que escriben ha sido buscar voces de otras mujeres para encontrar puntos de coincidencia y diálogo. “A mí me preocupa personalmente sacar a la luz autoras que por razones históricas, políticas o incluso estructurales (por la forma cómo se construye el campo cultural) han sido silenciadas o excluidas del mapa de la literatura mexicana”.
Liliana Pedroza aborda temas que tienen una relación muy estrecha con lo literario: “Autores, obras, contextos políticos y sociales que provocan cierta escritura. Me gusta mucho indagar las subtramas en torno a los libros, los espacios donde confluyen: las bibliotecas, las librerías de viejo, el coleccionismo”.
Por su parte, Brenda Ríos dice que le interesan las cosas obvias: “Historias de taxistas, la ciudad, la prisa, el cansancio, las relaciones de pareja, la familia y su almibarada consistencia; me interesa el tema de género a medida que leo a escritoras que no tienen presencia”.
Aunque Pedroza, Ríos y Olmedo coinciden en que el ensayo es un género que tiene un público lector más reducido, saben que en fechas recientes las mujeres han ido obteniendo más visibilidad y el ensayo firmado por mujeres goza de excelente salud.