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Tlajomulco de Zúñiga.— Vicente Fernández sigue siendo el rey. Incluso si ha partido de este mundo este domingo a las 6:15 horas, su voz seguirá acompañando al pueblo mientras éste siga aplaudiendo, como decía en sus conciertos, y fue justo un aplauso permanente el que llenó ayer la Arena VFG, un aplauso al que se sumó el coro de miles de personas que ahora le cantaron a él.
La noticia de la muerte del Charro de Huentitán se esparció rápido: falleció la mañana de este domingo 12 de diciembre en un hospital de Guadalajara, donde estuvo internado cuatro meses tras sufrir una caída.
“Pienso que la Virgen de Guadalupe se lo llevó en su día y que no volverá a haber otra voz como la de él”, dijo Virginia Calderón, quien llevó un ramo de flores al hospital.
Desde temprano, personalidades de distintos ámbitos expresaron sus condolencias, y admiradores se reunieron en el hospital, lo acompañaron a la funeraria y permanecieron a las puertas del rancho Los Tres Potrillos esperando su llegada, lanzaron porras en su honor y palabras de consuelo.
De acuerdo con Protección Civil de Tlajomulco, donde está la Arena VFG, unas 6 mil personas se aglutinaron en las orillas de la carretera a Chapala, a lo largo de los accesos al rancho; algunos tomaban fotografías y videos, otros se reunieron para beber cerveza y cantar en su vehículo temas como “El rey” y “Acá entre nos”.
Para las 16:00 horas, las gradas de la Arena VFG comenzaron a llenarse mientras el escenario donde se rindió homenaje al charro se llenaba de flores, luces, cirios, Cristos y la imagen de la Virgen de Guadalupe que flanquearon su féretro.
Al filo de las 19:00 horas, las cuerdas y los vientos del Mariachi Azteca, que durante cuatro décadas acompañó al intérprete nacido en Huentitán el Alto, Jalisco pusieron las notas de “México lindo y querido”.
De pronto, Cuquita Abarca, viuda del artista, quedó sola junto al féretro en el escenario y una ovación la abrazó desde las gradas; el mariachi tocó “Amor de los dos” y Alejandro Fernández subió a cantar junto a su madre.
Así, a lo largo de la noche se fueron desgranando las canciones, las guardias de honor en las que estuvieron sus hijos, sus nietos y seres queridos, entre ellos Pepe Aguilar, Ángela y Aneliz.
Una gran bandera de México se desplegó desde el techo mientras se permitía que, por filas, las más de 10 mil personas que ocuparon el graderío desfilaran ante el cuerpo de su ídolo para despedirlo de cerca.
Sus mariachis y hasta la policía hicieron una guardia amorosa junto al féretro del cantante, quien será sepultado hoy en ese rancho en el que vivió, el rancho de Los Tres Potrillos, su trono.