#NuestrasHistorias. Efraín mantiene vivo cada día el oficio de zapatero
Entre montañas de zapatos que necesitan una reparación, Efraín Gutiérrez mantiene vivo, día a día, uno de los oficios que no ha sido desplazado por la modernidad, a pesar de los zapatos desechables que ahora se venden en cada esquina.
Desde los 13 años, Efraín Gutiérrez aprendió el negocio; ahora tiene las herramientas que le permiten maquilar a otros colegas
Él es tal vez uno de los zapateros más antiguos instalados en el Centro Histórico de Querétaro, sobre la calle Zaragoza al cruce con Altamirano.
Redacción
Efraín y sus tres hermanos llegaron al estado en 1990, cuando su padre Manuel Gutiérrez dejó de fabricar botas en León, Guanajuato y decidió probar suerte en Querétaro.
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Aprendieron el oficio de su padre, una vez adultos trabajaron con él en la primera Renovadora de Calzado León, ubicada también sobre Zaragoza, casi junto al Tanque de Querétaro.
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"En Querétaro había mucha oportunidad y poca competencia, llegamos aquí como en la década de los noventa, yo tenía como 10 años, mi papá me enseñó [el oficio] como a los 13 años”, dice.
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Para Efraín, ser zapatero ha sido más un estilo de vida que un simple oficio. Dice que para realizar un buen trabajo se debe tener amor por esta ocupación, de lo contrario las cosas terminan mal
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"Para que a alguien le guste este oficio hay que empezar desde abajo, porque si quieres aprender de grande ya no le agarras el gusto, es algo que tienes que traer desde chavillo, porque ya de grande lo haces a lo mejor sólo por trabajar o como medio para mantener a la familia, porque también hay gente que se avienta [en este empleo] y hacen todos los trabajos mal, son zapateros que se hacen de la noche a la mañana”, asegura
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“Los zapatos pueden quedar muy bien con parches o suelas nuevas, hay zapateros que de plano hacen unos trabajos muy jodidos, malhechos, sólo para ganarse unos cuantos centavos, en realidad hay que tenerle amor al oficio”, considera.
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Afortunadamente, comenta el zapatero, su oficio le ha permitido no sólo mantener a su familia, sino hacer crecer su negocio. Destaca que a través de esfuerzos pudo comprar la maquinaria necesaria para maquilar a otros colegas y además reparar el calzado de sus clientes.
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El trabajo de Efraín Gutiérrez parece “más vivo que nunca”, como él resalta, pues a pesar de las dificultades económicas por las que atraviesa el país, la Renovadora de Calzado León se encuentra casi saturada de trabajo.