De sus cinco compañeros que cargan los costales de papas, es el que más bromea.
Redacción
Los costales de tubérculos que están en el camión, los baja de uno en uno para colocarlo en montón acomodado dentro del local.
Redacción
Originario de la comunidad de Tierrablanca perteneciente al municipio de Apaseo El Grande, en Guanajuato, la necesidad le hizo que saliera a trabajar desde los 13 años, pues al tener varios hermanos había que llevar comida a la mesa.“Me venía el domingo en la tarde, aquí me quedaba toda la semana y el sábado como a la 11 de la mañana me regresaba a mi pueblo. Aquí nos quedábamos afuera de las bodegas, éramos varios en ese entonces, no había tanto problema y nos quedábamos, cada quien traía su cobija y un cartoncito y no había problema, cosa que no se permite ahora”, relata.
Redacción
La dinámica de un mercado implica ir desfasado en el tiempo de otras labores, ya que el día inicia entre dos y tres de la mañana. Al igual que Salvador, mejor conocido como El Diablo, muchos quienes son diableros inician labores desde esa hora.
Redacción
Al filo de las dos y media de la madrugada limpian el lugar, acomodan la mercancía, abren la cortina del local y se toman un café con una pieza de pan. Los mayoristas llegan a comprar los insumos, otros, los productores, llegan a dejar la producción por lo que los cargadores van con sus diablitos a descargar. Suben o bajan mercancía dependiendo de quien llegue.
Redacción
A Salvador le gusta trabajar en el mercado porque hay mucho compañerismo y “camaradería”. Todos le entran a la chamba y todos se apoyan en las dificultades. Por eso es que pese a que le han ofrecido otros trabajos con mejor sueldo, afirma que es el lugar donde ha pasado mucho tiempo de su vida.
Redacción
El compañerismo que plantea Salvador se ve reflejado en las malas experiencias. Cuenta que una vez, intentaron descargar una camioneta, pero el vehículo se quedó sin frenos y aplastó a uno de sus compañeros en la rampa de descarga. La situación los fortaleció y los ve como hermanos.
Redacción
“Era un carro de mi patrón, se nos quedó sin frenos, se nos vino y ya andábamos matando a un camarada; se quedó incapacitado como tres o cuatro meses, por eso nos unimos más, aquí estamos en las buenas y en las malas”. afirma.