Los ladridos no cesan. La manada, conformada por una treintena de perros, corre por el espacio amplio que ocupa el Hotel Dog Spa. En el centro del lugar, una alberca hace las delicias de los huéspedes de cuatro patas, quienes pasan los días entre los de su especie, en un sitio concebido por Jorge Salvador Navarro Amaro, que abrió sus puertas hace año y medio.

La recepción del recinto tienen cristales que dejan ver la zona de juegos de los perros, donde conviven razas grandes y pequeñas. Todos juegan y corretean de un lado a otro. Marcos Garay y Adrianet Cedeño, dos de los empleados del lugar, lanzan pelotas a los perros, quienes corren de inmediato por ellas y las traen otra vez hasta donde están.

Perros criollos y de razas como pastor alemán, labrador, pug, bóxer, salchicha, bulldog y chihuahua se divierten a sus anchas en el patio de unos 50 metros de largo y unos 20 de ancho.

Jorge, quien se encarga de la supervisión del hotel, narra que el lugar abrió hace año y medio y atiende de 25 a 30 perros al día, entre guardería y pensión para las mascotas de quienes buscan un lugar agradable y seguro para las mismas.

La idea, dice, “surgió por una necesidad. Encontré tres perros y no encontré nunca un lugar en Querétaro con lo que yo quería para mis perros, que es como transparencia, limpieza, espacio, áreas verdes, eso aquí en Querétaro no había”.

Señala que son pocos los lugares en el estado que ofrecen un servicio de este tipo, además de que cuentan con instalaciones con alberca y zonas verdes, donde los canes pueden estar a sus anchas, además de permanecer vigilados las 24 horas del día y en sus “habitaciones”.

“Hay gente que nos los deja desde un miércoles hasta el lunes, otros una semana, y algunos más las dos semanas. Hemos tenido perros que nos los han dejado por seis, siete meses, por viajes de trabajo de los dueños. Nos hacemos cargo de sus vacunas, le damos continuidad al perrito”, asevera.

Es media mañana y el aire es fresco, pero eso no es impedimento para que los perros jueguen en el agua y corran alegres. Algunos, aún no terminan de adaptarse, como un chihuahua que nervioso se echa junto a la pared, mientras un pug juguetón se acerca a olerlo, pero como respuesta recibe un gruñido y una muestra de la dentadura, a manera de advertencia. El pug se marcha, busca otro compañero de juego.

Los perros reciben a los recién llegados entre ladridos, que cesan unos minutos después, luego de que se acercan a olerlos, identificarlos y familiarizarse con ellos.

Los más amigables lucen tranquilos y se dejan acariciar. Algunos otros se mantienen a la distancia y sólo dos siguen con el concierto de ladridos.

Los servicios

Jorge explica que hay dos tipos de servicio: la pensión, que es pasar la noche en el hotel, ubicado muy cerca de Econcentro, y otro es el día de juego, donde el dueño lleva a su perro en la mañana, el can pasa todo el día en el lugar, y en la tarde ya pueden pasar por él y llevarlo a casa.

En el lugar se cuenta con los servicios esenciales para los peludos huéspedes, como veterinario, capacitadores, cuidadores, personal de limpieza, personal administrativo, hasta sumar siete personas.

“El hotel cuenta con vigilancia las 24 horas. Dos personas duermen aquí para dar cuidado a los perros. Los sábados el hotel cierra a las dos de la tarde, y se quedan personas aquí, porque el cuidado de perros continúa, ellos tienen que salir a comer, jugar, es lo mismo para los perros”, indica.

No todo es diversión para los perros. Tarde o temprano tienen que dormir, para lo cual tienen sus habitaciones, que pueden ser personalizadas, ya que los amos pueden llevar los juguetes y artículos preferidos de sus perros, quienes pueden darse una vida de reyes durante su estancia.

“Cada perrito cuenta con una habitación, cada habitación tiene una casa, y el dueño puede traer excedente, una casita cabe muy bien, juguetes, es una habitación personalizada, nadie la ocupa hasta que el cliente no se va”, dice.

Algunos de los huéspedes permanecen en sus habitaciones mientras son socializados con los otros perros. Las habitaciones son amplias, cuentan con espacio suficiente para que se puedan mover a gusto, además de que la temperatura es agradable.

Señala que los perros tienen distintas reacciones, pues cuando son sólo un par de semanas las que estuvieron fuera los amos, los perros se alegran de verlos y no pueden parar de brincar, pero cuando son meses los que se fueron, los perros tardan en reaccionar, pues están encariñados con el lugar, pero después de unos minutos, tras olerlos, vuelven a reconocerlos. Los perros no son ingratos.

Agrega que el tiempo máximo que ha estado un perro en el hotel son ocho meses, pues sus dueños están haciendo una casa nueva y el perro estará en ese lugar, pero mientras la mascota debe de permanecer en un lugar cómodo. Sin embargo, la familia los visita tres veces a la semana, se les brinda un espacio para que puedan jugar y convivir con la mascota.

Cero quejas

Jorge asegura que afortunadamente no han registrado quejas de parte de los vecinos, la mayoría son negocios, por los ladridos de los perros, ya que además el lugar cuenta con bardas altas, por propia seguridad de los animales, además de que las autoridades no brindarían una licencia a un negocio de ese tipo en zona habitacional.

Un enorme pastor alemán se pasea tranquilo de un lado a otro. Se acerca a que lo acaricien, recibe su “apapacho” y se queda quieto, esperando más. Una perra, en tanto, se acerca con una pelota de tenis en el hocico, quiere jugar. Se le arroja la bola y sale disparada para tomarla.

Llegan tres huéspedes conocidos, son tres hembras de bóxer, que con su vitalidad, de inmediato se unen a los juegos, mientras son aceptados por la manada, que luego de unos minutos las aceptan de manera natural.

Jorge dice que la personalidad de los perros los sorprende, pues hay mucha gente que llega diciendo que su perro es un inadaptado, que no pueden socializar con otros ejemplares, aunque no siempre es totalmente cierto.

“Aquí a todo perro se le abre un expediente. Se les pregunta a los dueños sobre el carácter del perro y cuando nos dicen eso, salimos con ese perro con más cuidado, porque es una presentación, no se saca a un perro por sacar, entonces nos damos cuenta que realmente el perro es un amor. Nos damos cuenta que el problema es el dueño, que no sabe llevar a su perro, el perro es a todo dar y se transforma, por eso tenemos cristal, para poder observar a los perros”, expresa.

Agrega que la gente cuando ve jugar a su mascota con otros perros les pide permiso para salir a jugar con ellos, pero se les niega el acceso, pues ese es el espacio de los perros y no de los humanos.

Los perros, puntualiza, se reconocen y reconocen con qué perros se llevan bien, hacen sus pequeñas manadas dentro de la gran manada, aunque de vez en cuando se hacen bullying entre ellos, pero saben quién lo permite y quién no.

Los huéspedes disfrutan de la alberca y el chapoteadero, donde algunos juguetean con los chorros de agua, todos se llevan bien, y es que ése el chiste, dice Jorge, que pasen el mayor tiempo posible al aire libre, sólo se guardan para comer y dormir.

TEMAS RELACIONADOS