Alejandra Vega, Lorena Jiménez y Viridiana Nava son un claro ejemplo del empoderamiento que la mujer ha ganado en distintos gremios empresariales y sociales, en los que antes sólo destacaban hombres.
Tres mujeres con distintas personalidades e ideales, pero con una filosofía en común, platicaron sobre cómo llegaron a puestos que sólo eran para hombres y además, su contribución para generar un cambio en el país
En la actualidad presiden, a nivel estatal, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) y el Colegio de Ingenieros Civiles (CICQ), en donde han sido ejemplo de inteligencia y talento.
Redacción Fabiola Ocampo
¿Quién es Alejandra Vega?
Soy una mujer emprendedora, valiente, que le gusta trabajar en equipo y creo que lo más importante es rodearte de personas que crean en los mismos objetivos que tú.
Redacción Fabiola Ocampo
¿Qué te apasiona?
Mi trabajo, la construcción, que es a lo que me dedico y ayudar a las personas, siendo presidenta de la CMIC
Redacción Fabiola Ocampo
¿Quién es Viridiana Nava?
Dice mi mamá que pienso en grande. Ella me decía que tenía que estudiar una carrera sencilla porque me iba a casar y no la ejercería, que no tenía caso. Hoy, he logrado todo lo que me he propuesto con sacrificios y esfuerzo.
Redacción Fabiola Ocampo
¿Cuáles son los retos como mujer dentro de este gremio?
Yo comencé a trabajar como residente de obra, llegaba con los albañiles y me decían ingeniero, pero a mis jefes les cuestionaban las órdenes que les daba, porque no confiaban.
Redacción Fabiola Ocampo
¿Quién es Lorena Jiménez?
Soy una mujer mexicana, empresaria, donde el valor del trabajo es muy importante, siempre trato de decir “¡sí se puede!”
Redacción Fabiola Ocampo
¿Cómo fue tu preparación para estar al frente de la COPARMEX, siendo la primera mujer en presidirla?
Saliendo de la universidad mi papá me dio 5 días para encontrar trabajo y encontré uno de medio tiempo en la Secretaría de Turismo, ahí estuve cerca de dos años y posteriormente trabajé seis años