Apenas está estudiando la preparatoria en el Instituto Cumbres, pero Iñaki González ya ha sentido los “olés” a su favor y luego de haber encontrado en la tauromaquia su más grande pasión, los años lo han llevado a prepararse en tientas para desarrollar sus habilidades.
Desde pequeño Iñaki González ha admirado el mundo taurino y a sus 16 años debutó vestido de luces en color azul y oro, para comenzar a convertir sus sueños en realidad
Iñaki recibió la alternativa el 16 de septiembre en la corrida póstuma a la tradicional del día de Independencia en Juriquilla. También estuvieron Pimentel y Santiago Zendejas.
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Nos cuenta que aprendió de Nicolás González Rivas y que lo que le hizo querer ser torero fue ver cortar un rabo con éxito a Diego Silveti torear un 25 de diciembre.
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"Hay que entrenar mucho, dejar tu vida social de lado, prácticamente esto es regalarle todo al toro, en esto no existe una vida personal normal de un chavo de 16 años", asegura Iñaki.
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El novillero busca ser figura del torero mundial no solo en México y dejar huella, que le reconozcan y recuerden por haber hecho algo en la historia de la fiesta brava.
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"Esta profesión ha sido castigada, pero es así, crea sensaciones en la gente, cada quien tiene su punto de vista, claro está, pero nosotros nos arriesgamos por lo que nos gusta, estás bailando sevillanas con la muerte", señala Iñaki.
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"Si tú haces esto por salir en revistas o por la fama, no vas a ser un buen torero nunca, pero si es por pasión, el resultado siempre será diferente", comparte el novillero.
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Iñaki señala que en los años 80 y 90 la tauromaquia vivió su mejor época, sin embargo entrará el escalafón de novilleros y deberá ganarse un sitio en México y en el mundo, y está consciente que la calidad aumentará.