A 207 años de la lucha de independencia de México, la muerte de las heroínas y los héroes de batalla se recuerdan. En Querétaro no es la excepción y al igual que en los otros estados de la República, cada mañana del 16 de septiembre miles de personas asisten al centro de las ciudades para ver desfilar a los niños, los soldados y a los preferidos por muchos: los charros.

En punto de las 11 de la mañana, el desfile que conmemora el CCVII aniversario de la Independencia dio inicio cuando arribó el gobernador del estado, Francisco Domínguez Servien, acompañado de una larga hilera de funcionarios.

Al menos 15 mil personas asistieron ayer a observar el desfile cívico militar en el que cada año participan contingentes de escuelas y organizaciones como la Cruz Roja o los Ángeles Verdes.

El desfile inició con un contingente escolar. Los jóvenes marchan y marcan el paso por la avenida Zaragoza, cerrada desde la noche anterior para alistar los preparativos de este festejo. Mientras marchan los estudiantes, sus familiares alistan sus celulares para tomar fotos o videos y compartirlos en directo por medio de sus redes sociales. Uno los primeros grupos es la Secundaria General número 1, que a diferencia de muchos, marcan el paso firme, mientras atraviesan la avenida Zaragoza para obtener la calificación que cada año les es condicionada a cambio de su participación en el desfile.

Contingentes de estudiantes del Cecyteq, el Cobaq o la secundaria Ricardo Flores Magón les siguen el paso para después ceder el sitio a los grupos de la policía estatal y los grupos de voluntarios.

Un ruido de sirenas se escucha a lo lejos y un automóvil de colores blanco y azul se aproxima al templete de las autoridades.

El turno es de la Policía Estatal, que en este año luce camionetas tipo Pick up y a los elementos del Grupo de Reacción Especializada y Rescate (Groe).

Les acompañan, también, elementos de la Secretaria de Seguridad Pública Municipal (SSPM) que, con su grupo Táctico K9 y sus acompañantes caninos, se ganan los aplausos del público. Al igual que las policías ciclistas, quien al pasar al frente del templete, manejan con una sola mano y sin perder el equilibrio.

Aparece entre los participantes el Ejército Mexicano, mientras, por medio de un altavoz, se da un mensaje de apoyo a las víctimas del terremoto de 8.2 grados Richter que sacudió a Chiapas y a Oaxaca.

Los aplausos se apagan y el grupo encargado de atender las emergencias y contingencias naturales DN-III-E aparece.

Le siguen los tanques y camionetas del ejército que portan banderitas mexicanas en la cubierta.

Los aplausos regresan tan rápido como desaparece el recuerdo del desastre y se acercan los equipos especiales del Ejército, especializados en labores que implican técnicas de camuflaje y rastreo. Este contingente anuncia al último grupo y con ello el cierre del desfile con la llegada de los charros.

Se aproximan al estrado tres jinetes que encabezan el contingente de la Unión de Asociaciones de Charros, vestidos con los tradicionales sobreros, las chaparreras y las reatas. Los primeros jinetes van acompañados de niños de entre 10 y 13 años que ya manejan con destreza los caballos.

Los más pequeños, de seis años, van al lado de sus padres. Sin embargo, no faltan las escaramuzas, mujeres que toman las riendas de los caballos con la mano izquierda, mientras que con la derecha agarran su sombrero y saludan al público, siempre sonrientes.

Después de una hora y siete minutos, el desfile tal como inició, termina puntual y a su paso, el personal de limpieza municipal recoge los restos de fiesta, mientras los asistentes se alejan.

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