"Polito", más que un kinesiólogo, es confesionario de jugadores
Cada equipo de futbol tiene una pieza clave. En Gallos Blancos, existe alguien que conoce los secretos del club, tiene un confesionario, como él lo llama, donde las historias de los canteranos y hasta del mismo Ronaldinho pasaron por ahí. Alberto Nazario Álvarez Pides, mejor conocido como Polito, el kinesiólogo del club Querétaro cuenta su historia de cómo el futbol se convirtió en su vida.
Polito trabajó en tres deportes cuando radicaba en Uruguay: en futbol, basquetbol y ciclismo, a los que llama una enfermedad para los uruguayos; llegó a atender a las selecciones de su país, pero el futbol siempre lo enamoró.
Redacción
El futbol de hace 40 años era muy diferente a lo que se vive ahora, en la temporada del 92-93 trabajaba en Atlante, con Lavolpe como técnico, pero el equipo descendió y los extranjeros antes no podían trabajar en ligas inferiores y ahí comenzó la travesía antes de llegar a Gallos Blancos.
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Su consultorio se ha convertido en un espacio de terapia mental, donde los jugadores y algunos preparadores físicos desahogan sus emociones antes de que el futbol “los vuelva locos”. “En nuestra área es un confesionario, viene el jugador a decirte los problemas de su familia, con su mujer, después los problemas con el equipo, que el técnico no lo pone. Hablan del vestidor, ahí se cocina todo el bacalao [ríe], acá el vestidor está muy bien”, señaló.
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Polito es padre de dos hijos, Federico, de 44 años quien es ingeniero y vive en Inglaterra, y Juliana, de 37 quien estudió Administración de empresas y trabaja para una importante compañía; es abuelo de dos nietos, uno de 20 años y otro de seis. Está casado con la que califica como la mejor compañera de su vida, su esposa Rosanna Gasol. Siempre carismático, con un termo de mate como buen uruguayo y con un gran sentido del humor, Polito disfruta de su profesión.