Viajamos en octubre. Hacía frío y ya era tarde. Casi de noche. Llueve y la neblina confunde. El GPS nos dice que hay que llegar primero a la comunidad de El Doctor, en Cadereyta de Montes.
En la comunidad de Los Juárez, se peinan piedras y se endulzan vivencias
Ahí nos recibe Genaro, el delegado de Loma de Guadalupe. Una comunidad muy cercana a Los Juárez. Genaro es un poco renuente. Parece que no le agrada nuestra presencia y al principio, pone muchos pretextos para llevarnos a Los Juárez.
Redacción
Luego de una canela con café, televisión y algunos chistes de familia, Genaro nos anuncia que saldremos al día siguiente a primera hora rumbo a Los Juárez. Vamos a ciegas. No sabemos si nos recibe la Señora Esperanza o el Subdelegado o el Comisariado… no sabemos nada.
Redacción
Los pobladores de Los Juárez tienen piedras y piñones. Hay bosques completos de la semilla que les permiten vivir de la venta cada tres o cinco años.
Redacción
Ahí vive Benito. Tiene poco más de sesenta años. Es un hombre grande y fuerte. Y dice que su fortaleza se la debe al pulque. Toma desde muy pequeño. Recuerda que su primer pulque fue a los seis años. Su salud se la agradece a cada trago.
Redacción
Entre pulque, mercurio y pérdidas, don Benito duró casi veinte años trabajando en una mina. A los dieciocho dice que empezó a buscar mujer y doña Sofía lo ve de reojo, apostándole a su prudente palabra.