El templo y el convento de la Santa Cruz de los Milagros es quizá el principal referente de la queretaneidad, pues su construcción derivó de la batalla librada —el 25 de julio de 1531— entre españoles y los indios chichimecas que habitaban la región y que dio pauta a la fundación de la ciudad.
En conmemoración a ese enfrentamiento, los frailes franciscanos colocaron una cruz en el sitio de la batalla, que fue en la parte más alta del cerro de San Gremal; años después erigieron una ermita, luego una capilla y a mediados del siglo XVII se construyó el pequeño convento que inició actividades el 15 de agosto de 1683.
A punto de cumplir 330 años de historia, se mantiene en pie y con espacios que aún sorprenden, como el de la cocina. En este sitio, los frailes construyeron un lugar donde los vientos que cruzan la construcción provocan que la temperatura baje a casi 2 grados, por lo que es usado como refrigerador.
Pionero en propagación de la fe
Resalta el hecho de que este convento es considerado el primer Colegio de Propaganda Fide en América: de aquí se propala por todo el continente la fe cristiana.
Tal como lo relata Eduardo Loarca Castillo en su libro Guía histórica de la ciudad de Querétaro, de este convento surgen los colegios de Cristo Crucificado en Guatemala, Guadalupe en Zacatecas, San Antonio en Texas, San Francisco en Pachuca San Fernando en México, y Zapopan en Jalisco, entre otros.
Así, “después de dos siglos de fecunda evangelización y culturización al Norte, Centro y Sudamérica, llegan estos colegios hasta cerca de Buenos Aires con el Colegio del Rosario, en Argentina, sin contar las 21 Misiones de Fray Junípero Serra en la Alta California”.
Es el templo y el convento de la Santa Cruz de los Milagros no sólo es símbolo de la entidad, sino sustento de una larga tradición que sobrevive por más de tres siglos.