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Comerciantes que participan en la tradicional fiesta de Todos Santos que se celebra en esta capital con motivo del Día de Muertos, aseguraron que la festividad hoy agoniza producto del desplome de sus ventas por el desplazamiento que tienen sus productos frente a artículos chinos. Por está razón las autoridades municipales les han recortado sus espacios. María de Lourdes Tierra Vega, es originaria del municipio de Celaya, Guanajuato. 40 años de su vida los ha dedicado a la fabricación de muñecas, mascaras, calaveras y caballitos de cartón, es una artesana que le ha heredado a dos de sus hijos el gusto por esta tradición mexicana. “Yo la heredé de mis padres y yo a la vez a mis hijos, nuestros juguetes son hechos a base de cartón reciclado, no contaminan, también elaboramos juguetes a base de lámina, trabajamos todo el año ya que participamos en diferentes festividades a lo largo del país y vemos con tristeza como en algunas regiones de México esto se ha ido perdiendo”. La artesana que es una mujer mayor de 70 años comenta que ahora los niños prefieren juguetes electrónicos, con luces y ven con desden los de cartón, lo que ha golpeado la economía de quien elabora productos elaborados a mano. “La mayoría de nuestros clientes son los adultos a quienes sus padres les compraron algún juguete de cartón y hoy lo adquieren para regalárselo a un nieto y poder mantener viva esta bonita tradición”. Comenta que por fortuna los chinos aun no piratean los juguetes de cartón, sin embargo el hecho de que los niños prefieren lo electrónico ha mermado su economía. “Cada año hacemos menos juguetes, el año pasado trabajamos 100 piezas de muñecas de cartón de diferente tamaño y para este año hicimos sólo 70, los mismo pasó con las máscaras y los caballitos de madera”. Lo que ha salvado de la extinción hasta ahora los juguetes artesanales ha sido sus colores vivos, eso les llama la atención y el hecho de que son muy económicos. Adriana Arredondo, tiene 30 años dedicada a la elaboración de calaveritas de azúcar, relata que es una tradición familiar, ella la recibió de sus abuelos, sus padres, sus tías y ahora a ella como a sus hermanas y hermanos les ha tocado trasmitirla a sus hijos. “Todos participamos, cada quien en sus respectivas casas, nos prestamos los moldes y para nosotros estos días se han convertido en una verdadera fiesta, que año con año tratamos de mantener, primero porque nos gusta y segundo porque vemos que a las personas les interesa seguir conservándola”. Sin embargo reconoce que luego se presenta el desaliento “Las ventas están cada vez más bajas y al ser este un trabajo artesanal que requiere tiempo y dedicación la mayoría de las veces es más lo que se trabaja que la ganancia que se obtiene. La ventaja que tenemos en la familia es que cada quien trabaja de manera independiente. Mis hijas tienen su empleo, al igual que mis sobrinas y hermanas, todas somos amas de casa y aun cuando a penas y sacamos para los gastos que hacemos al participar en la fiesta lo seguimos haciendo para que esta tradición no se pierda”. Para estar listos y participar en la fiesta de Todos Santos que se instala desde hace 10 años en el jardín Guerrero de esta capital, la familia comienza a trabajar en la elaboración de calaveras desde el mes de febrero, utilizando sus tiempos libres. Adriana este año elaboró 500 calaveritas tanto de dulce como de chocolate, lo que representa tan sólo 20% de las que fabricaba cuando inicio en la actividad. “La realidad es que cada año se vende menos y parte del problema se derivó desde que las autoridades municipales nos redujeron el espacio, ya que cuando la fiesta de Todos Santos se inició era toda una feria con juegos mecánicos duraba hasta 15 días y desde hace 10 años a la fecha nos recluyeron a esta plaza que es muy pequeña”. Mariana Muñoz, es cliente, lamenta que los mexicanos pierdan una tradición tan mexicana como la de Todos Santos y lo más grave que no reconozcan el trabajo artesanal. “Lamentablemente vengo cada año vengo a visitar me gusta conocer de nuestras tradiciones la cultura que nos distingue a nivel nacional con la pena ya se ha perdido, la gente no valora el esfuerzo que hacen los artesanos porque es un trabajo minucioso hecho a mano es una pena porque cuando termina todo esto hay que bajar los precios porque no hubo las ventas esperadas y es distintos la gente se va más por productos elaborados de manera industrial. Mucho chino, la muñeca de cartón que era una tradición de muchos años, los caballos de madera, los carritos y ahora los niños prefieren otro tipo de juguetes que nos esta invadiendo la tecnología”.