Quien en vida respondía al nombre de María Isabel Enríquez Martínez, después de permanecer con muerte cerebral durante 6 días y múltiples fracturas en cuerpo, sus signos vitales dejaron de funcionar el pasado sábado 29 de diciembre, quedando su pequeña hija de 6 años aun internada en el Hospital del Niño y la Mujer en la capital del estado como grave. El pasado domingo 23 de diciembre de 2012, a las 10:00 horas el conductor de un tractocamión marca International, color amarillo, con matrícula 568-EG-5 para el Servicio Público Federal, con la razón social “Auto Express Aguilares”, circulaba excediendo los límites de velocidad sobre la avenida Paseo Central dirección norte, pasándose la luz roja e impactando a una camioneta marca Chevrolet tipo Oldsmobile con placas de circulación ULP-91-75 para este estado, que circulaba sobre avenida Río Moctezuma dirección poniente, mismo que fue arrastrando varios metros hasta subir al camellón central, derribando el semáforo e impactar a la camioneta marca Ford tipo Pick Up, color blanco, láminas SS-33-934, cuyo conductor Delfino Barrón Márquez, iba con su hija y nieta, falleciendo en el lugar un adulto y resultando dos personas lesionadas. María Isabel Enríquez Martínez y su menor hija Andrea Reséndiz Enríquez de 6 años se reportaban como graves hasta el sábado 29 de diciembre por la tarde. Informes del doctor José Luis Luna director del Hospital del IMSS, señalaron que la señora murió la madrugada del domingo al dejar de funcionar su corazón, ya que desde el primer día se le había diagnosticado muerte cerebral y ya nada podía hacer la ciencia médica para su recuperación. Indicó que la menor, Andrea Reséndiz Enríquez de 6 años se encuentra hospitalizada en el Materno Infantil de la capital del estado y su estado se reporta como grave. El agente del ministerio público que se encuentra realizando las investigaciones de este hecho informó que el reporte del deceso de María Isabel Enríquez Martínez señala fracturas diversas en todo el cuerpo, fractura craneoencefálica, incrustación de vidrios en un 90 por ciento de su cuerpo, y muerte cerebral desde el primer día, por lo que informaron a sus familiares, quienes se presentaron en calidad de testigos de identidad cadavérica y realizaron la devolución de los restos mortales para su cristiana sepultura.