El Décimo Festival de las Comunidades Extranjeras llega a su fin… al menos en el estadio Corregidora, pues las actividades culturales y deportivas de este ya tradicional evento continuarán una semana más.

La reunión de representantes de casi todo el mundo se llevó a cabo en El Cimatario el viernes, sábado, domingo y lunes, y confluyeron miles de ciudadanos de la comunidad internacional que se dio cita en el Corregidora.

El ausente fue el presidente municipal capitalino, Marcos Aguilar; en su lugar acudió la secretaria de Asuntos Internacionales del municipio, Esther Carboney, quien fue la encargada de premiar a los representantes de los stands y los países que registraron un mayor número de visitantes, a los que fueron más vistosos o que en general tuvieron el mejor ambiente.

El stand que obtuvo el primer lugar fue el de Venezuela, cuya comunidad fue la más escandalosa al momento de recibir el reconocimiento, en una ceremonia que se llevó a cabo en el escenario del festival.

Además, los países ganadores por categorías fueron:

En gastronomía: Camerún, de África; Kazajstán, de Asia; Alemania de Europa, y Venezuela, de América.

En Mejor Stand: En Asia fue Siria; en Europa fue Irlanda; en África fue Libia y en América fue Brasil.

El reconocimiento al Mejor anfitrión lo obtuvo El Salvador, en América; en Europa, los Países Bajos; en África fue Costa de Marfil y en Asia fue República del Yemen.

Mientras que en Mejor Stand del Décimo Festival de las Comunidades Extranjeras, gastronomía y ambiente fue Venezuela.

El evento en su último día tuvo gran afluencia de visitantes, que aprovechando el fin de semana largo por el Día de Trabajo pudieron conocer un poco de las comunidades extranjeras que radican en la entidad, probar la comida de tierras lejanas y beber algunas de las bebidas que se ofrecieron en los diferentes stands.

Largas filas. Sin duda, de los más visitados y apreciados fue el de Alemania, donde las filas para probar sus salchichas y su cerveza de trigo y regular eran largas. Muchos de quienes las probaban repetían ante el sabor de ambos.

Los stands más atractivos en general fue el de Medio Oriente, en el pabellón dedicado a Asia, donde la vestimenta, comida, y cultura de aquellas naciones siempre resulta atractiva.

Los países europeos también fueron de los preferidos, como Irlanda, Gran Bretaña, Holanda, España y Rusia, este último visitado por muchos hombres que se sentían atraídos por la belleza de las ciudadanas de aquella nación que daban la bienvenida.

Naciones como Siria, castigada de unos años a la fecha por la guerra, encontraron la simpatía y solidaridad de la gente, al igual que Palestina, cuyos anfitriones siempre recibieron a los visitantes con una sonrisa en el rostro, para beneplácito de muchas mujeres que opinaban que los hombres de esa región son atractivos.

Tras la premiación y el festejo de la comunidad venezolana, que gritaba y celebraba como si hubiera ganado un mundial de futbol, la fiesta continuó en el festival, pues las actividades seguirían por unas horas más, para placer de propios y extraños que alargaban lo más que se pudiera el fin de semana, antes de regresar a las actividades de la semana.

Y sigue la fiesta. El escenario del festival era ocupado por un grupo vocal que interpretaba ritmos de diferentes países y que invitaban a bailar a los presentes. Algunos no se reprimieron y dieron rienda suelta al bailongo, pues la fiesta seguía en el estadio Corregidora.

Conforme el día daba paso a la noche, la gente comenzaba a dejar el lugar; sin embargo, comparado con sábado y domingo, la cantidad de visitantes aún era copiosa. Familias completas, parejas, grupos de amigos se daban tiempo para visitar los diferentes pabellones, en cuyo interior se escuchaba una mezcla de ritmos y se percibía una mezcla de olores por los diferentes platillos que a su interior se preparaban en los stands.

La música en vivo en el escenario llamaba la atención, pues seguían presentes quienes acudieron a la premiación que reconoció a los países presentes en el festival, además de que lucían las banderas y los ciudadanos de aquellas naciones.

La mayoría se quedaron a disfrutar de la música y el ambiente festivo hasta que el cuerpo aguantó o hasta que cerraran el recinto.

Los asistentes esperarán un año para volver a disfrutar de la reunión de ciudadanos provenientes de todos los rincones del planeta. Y aunque algunos incluso han hecho de Querétaro su hogar, esperan 365 días para mostrar orgullosos sus raíces y sentir nostalgia por su tierra.

Google News

TEMAS RELACIONADOS