Hasta hace muy poco, Ahidart Ávila era el único representante local de tiro con arco sobre silla de ruedas. Recientemente ganó dos medallas de oro en la edición XLII de los Juegos Nacionales sobre Silla de Ruedas, en Toluca, Estado de México, resultado con el que pensó que sería considerado para asistir a los Jugos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016; sin embargo, no fue integrado dentro de la delegación mexicana.
No se explica la decisión. En los antecedentes de la justa nacional para deportistas sobre silla de ruedas, los campeones nacionales que han representado al país en justas internacionales son los ganadores del primer lugar en la especialidad.
“Se disputaron dos medallas de oro, una es la ronda olímpica clasificatoria por puntos, se tiraron 72 flechas de las que se hizo una sumatoria total, de la que salió el primer podio y quedé por arriba del segundo lugar con 44 puntos. La otra fue una competencia por eliminación, gana el primero que llega a seis puntos y fui avanzando hasta la final contra un arquero de Chilpancingo, Guerrero, que fue muy cerrada, pero pude ganarle en una muerte súbita a una sola flecha, para lograr la segunda medalla”, dijo en su visita a la redacción de EL UNIVERSAL Querétaro.
Este triunfo hizo que Ahidart trasladara su mente a Río de Janeiro, ya que tenía entendido que el ganador de los juegos nacionales sería el representante olímpico en la justa de la capital carioca; pero el listado –se enteró después de su regreso a Querétaro– ya estaba cerrado.
“La pregunta es: si sólo hay esta competencia al año para clasificarnos a los arqueros, ¿cómo determinaron quién va a Río?”, indicó.
No obstante, al ser campeón nacional, tiene la esperanza de representar al país en la próxima justa internacional, después de Río de Janeiro. “Quiero pensar que podré ir a alguna competencia fuera del país de aquí a junio de 2017, ya que no hay más justas clasificatorias para nosotros”, comentó, aunque para ello sabe que se necesitarán recursos, que no siempre llegan por parte de las autoridades deportivas estatales y municipales, ni de la iniciativa privada, ya que en todas ha tocado la puerta pero la respuesta es negativa.
“Mi pensión del Seguro Social [por el accidente que lo marcó de por vida] no es suficiente. Pago servicios en casa, agua, luz, gas, además de las comidas y muchas veces no hago ni tres al día. Incluso hay días en que solo hago una, y para un atleta de alto rendimiento eso no es lo mejor, pero no hay otra que aguantar”, reveló.
Contó que ha tenido la necesidad de salir a centros comerciales a solicitar el apoyo de la gente, a quienes explica su situación y el porqué de la colecta, que casi siempre es una justa fuera del estado, con la cual se apoya para solventar el gasto.
Explicó que se accidentó el 12 de marzo de 2011, al ir sobre su motocicleta y encontrar cascajo y piedras tiradas sobre el asfalto, lo que ocasionó que perdiera el control del vehículo y se estrellara contra el muro de contención, que le generó una lesión medular a la altura de la vértebra L1, por las que los médicos que lo atendieron decían que tenía muy pocas posibilidades de volver a caminar. Su fuerza de voluntad y ganas de vivir hicieron que Ahidart saliera adelante y volvió a sentir el suelo bajo sus pies dos años después.
Desde hace tres años, el deporte adaptado se ha convertido en un gran aliciente para valorar más la vida y darse cuenta de las faltas en las que incurre la sociedad con las personas con capacidades diferentes.
También practica basquetbol sobre silla de ruedas y participa en carreras atléticas, pero lo que más le gustó fue cuando descubrió el tiro con arco. En ese entonces, no había arqueros sobre silla de ruedas en Querétaro y vio ahí su oportunidad de trascender.
Al preguntarle si cambiaría algo de su vida en este momento, su respuesta es: “No. Esto me ha enseñado a vivir y ser feliz con lo que tenemos. No conocía tantas posibilidades que hay tanto en el deporte como productiva y socialmente siendo una persona con discapacidad.