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Las calles queretanas estuvieron de fiesta ayer por la mañana. Los ciudadanos salieron para ver el paso de los corredores que participaron en el Querétaro Maratón 2017, una buena oportunidad para disfrutar la ciudad desde otro ángulo.
Desde temprana hora, cerraron las vialidades por las que se correría la tradicional competencia, lo que alteró la rutina dominical de los queretanos que tienen actividades los domingos muy temprano, y que no son pocos.
Los cierres viales obligaron a quienes planearon actividades a salir más temprano, a rodear la ciudad. Otros, aprovecharon para quedarse en casa a almorzar con la familia, a realizar algunas actividades de la casa, o sencillamente dormir un par de horas más.
De madrugada, las calles cercanas a la línea de salida, en avenida Constituyentes, presentaban actividad inusual para un domingo. Los miles de participantes en el maratón arribaron al sitio, con la ansiedad de comenzar la carrera. Nada disminuyó el ánimo de los participantes ni de sus familiares, quienes los acompañaron a la salida, que en unas horas también sería la meta.
No todo podía ser fiesta y alegría. Un susto se dio entre los participantes y organizadores cuando una conductora, antes de la competencia, presuntamente en estado de ebriedad rompió el cordón de seguridad e ingresó a la zona de la carrera. Se le persiguió y se le detuvo.
No faltó quienes no estaban enterados de los cierres viales, reclamaban y se molestaban con los oficiales de las policías Estatal y Municipal, quienes explicaban a los conductores el por qué no podían pasar.
La mayoría de los queretanos están acostumbrados al caos que genera en toda la ciudad la realización de la carrera, pues los cierres son en casi toda la ciudad.
Este año, es el séptimo en el que se realiza el maratón. Por ello, ya muchos queretanos saben que circular por las calles el primer domingo de octubre, por la mañana, es de lo más complicado. Mejor no salir, planear un desayuno en casa, o un almuerzo más tarde, ya pegado con la comida.
Aunque hay muchos que no saben y salen temprano, con la idea de hacer las compras antes de mediodía, para tener libre la tarde dominical, pero se enfrentan con la realidad. De nada sirven las explicaciones y enojos, no hay forma de pasar.
Los vecinos de Milenio, El Mirador, Loma Dorada y quienes viven en los fraccionamientos del anillo vial Fray Junípero Serra, son rehenes por unas horas del deporte, ya que no pueden salir de casa, no hay modo, o tienen que rodear casi toda la ciudad para llegar a sus destinos. Los que pasean a pie, disfrutan de una ciudad en relativa calma, pues el maratón se convierte en una oportunidad anual de vivir de otra manera la ciudad.
Con gritos y porras, los espectadores alientan a seguir adelante a los corredores. “Ánimo, ánimo”, es el grito de los ciudadanos que sirve de motivación, aun cuando las piernas no den para más y las fuerzas amenacen con abandonar el cuerpo.