Comerciantes que participan en la fiesta de Todos Santos aseguraron que la festividad agoniza debido al desplome de sus ventas por el escaso desplazamiento que tienen sus productos frente a lo chinos.
Por está razón las autoridades municipales les han recortado sus espacios, afirman.
María de Lourdes Tierra Vega, originaria de Celaya, Guanajuato, ha dedicado 40 años de su vida a la fabricación de máscaras, calaveras, muñecas y caballitos de cartón.
La artesana, mayor de 70 años, comenta que ahora los niños prefieren juguetes electrónicos, con luces, y ven con desden los de cartón, lo que ha golpeado la economía de quienes elaboran productos a mano. “La mayoría de nuestros clientes son los adultos a quienes sus padres les compraron algún juguete de cartón y hoy lo adquieren para regalárselo a un nieto y poder mantener viva esta tradición”, afirma.
Comenta que por fortuna los chinos aun no piratean los juguetes de cartón. “Cada año hacemos menos juguetes, en 2011 trabajamos 100 muñecas de cartón de diferente tamaño; este año hicimos sólo 70, los mismo pasó con las máscaras y los caballitos de madera”.
Desde hace 30 años, Adriana Arredondo trabaja en la elaboración de calaveritas de azúcar. Relata que es una tradición familiar que heredó de sus abuelos, sus padres y sus tías, y que ahora ella y sus hermanas y hermanos transmiten a sus hijos.
Pese a que le gusta elaborar las artesanías, asegura que “las ventas están cada vez más bajas y al ser éste un trabajo artesanal que requiere tiempo y dedicación, la mayoría de las veces es más lo que se trabaja que la ganancia que se obtienen.
Para participar en la fiesta de Todos Santos que se instala desde hace 10 años en el Jardín Guerrero, la familia comienza a elaborar las calaveras desde febrero.
Este año, Adriana elaboró 500 calaveritas tanto de dulce como de chocolate, 20% de las que fabricaba cuando inicio en la actividad.
“Cada año se vende menos. Parte del problema se derivó porque las autoridades municipales nos redujeron el espacio: cuando la fiesta de Todos Santos se inició había juegos mecánicos y hasta 15 días. Desde hace 10 años nos recluyeron a esta plaza que es muy pequeña”.
Mariana Muñoz, cliente, lamenta que los mexicanos no reconozcan el trabajo artesanal. “La gente no valora el esfuerzo que hacen los artesanos. Es una pena porque cuando termina esto tienen que bajar los precios debido a que no hubo las ventas esperadas y la gente se interesa por productos industriales”.