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Vecinos del Centro Histórico tienen que lidiar no sólo con el ruido de restaurantes y antros del primer cuadro, sino también con la invasión de los espacios públicos de uso común, como las banquetas, que son utilizadas por los valet parking.
Vecinos de la zona, que prefirieron el anonimato, apuntaron que en algunas ocasiones los mismos empleados de los restaurantes del primer cuadro se comportan de manera agresiva cuando los vecinos o visitantes quieren usar uno de estos lugares.
Incluso, se pudo apreciar al empleado de un hotel ubicado en Plaza de Armas discutir con un ciudadano, diciéndole que se moviera de ese lugar de la calle porque “era particular”, y que de no hacerlo llamaría a la policía para retirarlo.
Ante la negativa del ciudadano de retirarse, el empleado le dijo que tendría que cobrarle 150 pesos por estacionarse en la calle y colocó conos alrededor del automóvil a fin de evitar que el ciudadano se moviera.
Vecinos consultados señalaron que estos incidentes se repiten con cierta regularidad, principalmente con personal de este hotel, que suele ser descortés con las personas que usan su “espacio de calle particular”.
Coincidieron en indicar que no es sólo con un local, pues muchos hoteles y restaurantes brindan el servicio de valet parking, pero los clientes no saben que sus automóviles son estacionados en la calle y en lugares prohibidos, con el riesgo de ser multados por las autoridades o de que se les puedan causar daños.
La denuncia coincide con la petición hecha también por vecinos del primer cuadro capitalino de frenar los cambios de uso de suelo, pues la proliferación de giros comerciales afecta su seguridad como residentes.
Norma Ofelia Leyva Torres, presidenta de la organización Centro Histórico Barrio La Cruz, dijo que se han dado casos que en las noches personas se llegan a meter a las viviendas por las azoteas a través de los negocios que usan terrazas.
“Lo que nosotros pedimos es que ya no haya más cambios de uso de suelo en la zona de monumentos, que es la parte donde estamos ubicados. Con la vida nocturna que hay es más que suficiente, y sí tenemos una problemática fuerte en cuestión de estacionamiento, nos hacen falta cajones de estacionamiento. No necesitamos al franelero, porque es parte fundamental para que los delincuentes chequen los movimientos”, indicó.
Agregó que también las terrazas de los locales comerciales quitan privacidad a los vecinos, además de que se prestan para que entren personas que vigilen los movimientos en el interior de las viviendas, para posteriormente llevar a cabo actos ilícitos.