Los pros y los contras deben ser sopesados para analizar el por qué sería beneficiosa una legalización de la cannabis en México. Se trata de un tema delicado, que debe partir de la realidad y los datos duros sin anteponer prejuicios para poder obtener un mayor panorama.

De ser legalizado su consumo, los impuestos generados por su producción y comercialización se utilizarían para crear más centros de rehabilitación y habría más recursos para su tratamiento y prevención; habría más fuentes de trabajo ya que se crearían centros para la distribución y producción de cannabis además de que se evitaría su producción clandestina; se generaría más educación acerca del tema de las drogas y se evitaría la estigmatización de los consumidores.

Hay que voltear a ver otros sitios donde se ha regulado el consumo de marihuana de manera recreativa, como el estado de Colorado, donde el mercado de cannabis comenzó a operar en enero de 2014, un marco regulador estatal que ha desafiado a los críticos y sus impactos han sido mayormente positivos. También en Washington, Alaska, Oregon y hace unos días se aprobó en California y Massachusets.

En 2012, la Enmienda 64 reguló el cannabis de manera similar al alcohol y a partir del 1 de enero de 2014, Colorado se convirtió en el primer estado en implementar la venta de marihuana para uso recreativo para adultos mayores de 21 años. Un año más tarde, 502 dispensarios con licencia de cannabis medicinal y 322 tiendas licenciadas por el estado estaban operando en el estado. En total, el mercado de cannabis legal en Colorado alcanzó ventas totales de 700 millones de dólares

El gobierno de ese estado ha probado con datos duros que en Colorado no se ha producido un repunte evidente del consumo de cannabis entre los jóvenes, ni de muertes en las carreteras o incremento de delincuencia, y sí ha reflejado una serie de resultados positivos, entre ellos una dramática reducción del número de personas criminalizadas por delitos relacionados con el cannabis; una significativa reducción del tráfico ilícito, en tanto el grueso de la oferta es actualmente regulado por el gobierno; y un incremento significativo de las rentas fiscales, que ahora se destinan a programas sociales.

En Colorado son tres tipos de impuestos los que rigen sobre el cannabis para consumo personal: el impuesto estándar a las ventas es del 2.9%, un impuesto especial a la venta de la sustancia del 10%, y un impuesto especial al consumo de 15% sobre las transacciones de cannabis al por mayor. En 2015, Colorado recaudó un total de 120 millones de dólares en impuestos y tarifas sobre el cannabis para consumo recreativo y medicinal, según se detalla en el documento gubernamental denominado La regulación del cannabis en Colorado: evidencias iniciales desafían a los críticos.

Los términos bajo los cuales se legalizó la venta al por menor de cannabis requieren que los primeros 40 millones de dólares de ingresos procedentes del impuesto indirecto se inviertan en proyectos de construcción de escuelas en Colorado. Los primeros ocho meses de 2015 aportaron 22.9 millones de dólares en impuestos indirectos hacia ese total, con un récord de 3.3 millones de dólares recaudados sólo en agosto, en comparación a los 13.3 millones de dólares que ingresaron durante todo el año 2014.

La venta de cannabis para uso médico han sido más elásticas de lo esperado, quizá debido a los impuestos que las gravan y, por ende, los precios resultantes, siguen siendo considerablemente inferiores a los que corresponden a la oferta para consumo no médico. En conjunto, la industria legal de cannabis tanto para uso medicinal como para consumo personal en Colorado generó en 2014 ventas por casi 700 millones de dólares (386 millones y 313 millones, respectivamente). En los primeros diez meses del año 2015, esta cifra se elevó a 814 millones (475 millones de venta para uso personal y 340 millones de ventas de usos médicos).

Otro punto es que según la Encuesta sobre Menores Saludables en Colorado (Healthy Kids Colorado Survey, HKCS) que se realiza bianualmente, la tendencia al consumo de cannabis actual y a lo largo de la vida entre estudiantes de secundaria en Colorado ha permanecido estable desde 2005 y no se ha presentado un incremento en las deserciones escolares. Tampoco se han producido incrementos en el total de muertes por accidentes de tránsito, las cuales permanecen prácticamente en sus niveles históricos más bajos.

México es el segundo productor de marihuana en el mundo, según el Reporte Mundial sobre Drogas (2013), por lo que una legalización representaría un mayor ingreso en la economía del país. El gobierno controlaría el mercado al establecer las normas y reglas para la actividad, reduciendo las ganancias del narcotráfico y además se daría seguimiento a los vendedores/distribuidores, a sus cuentas e inversiones para tener un mayor control.

Los mismos números del Consejo Estatal contra las Adicciones reflejan que tanto en el estado y el país estamos listos para considerar una legalización de la marihuana. En el primer semestre del año, a excepción del tabaco, que registró una pequeña disminución de consumo con 86.3% a diferencia del 88.3% en 2015, en todas las sustancias se generó un aumento. En el caso del consumo de alcohol registró 90.2% de uso; el cannabis alcanzó 90.2% también y en el caso de los inhalantes se llegó a 41.2%.

Números que revelan que la marihuana es tan utilizada como el tabaco o el alcohol, por sobre las drogas duras por lo que también los estudios de adicciones deben dejar de ser generalizados para estudiarse cada caso, cada droga, por separado. ¿Si la visión de los jóvenes y consumidores ha cambiado sobre esta sustancia, por qué no cambian las regulaciones legales para despenalizar su uso y alcanzar los beneficios de una legalización tanto para su uso medicinal como recreativo?

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