El Rosario, San Juan del Río
Descubierta y descrita por primera vez en 1958, la zona arqueológica de El Rosario, en San Juan del Río, representa un lugar único en todo el centro de México, pues el sitio preserva murales pintados por teotihuacanos que se asentaron en la zona alrededor del año 300 después de Cristo, siendo evidencia y testigo de esta migración hacia el sur del estado.
En entrevista, Carlos Viramontes, arqueólogo que trabaja junto con sus compañeros Fiorella Fenoglio, Juan Carlos Saint Charles, explicó que ahora lo que se tiene previsto para El Rosario son trabajos de conservación y mantenimiento.
“Una de las cosas más relevante, aunque para nosotros es todo el sitio como investigadores, en particular son los murales, entonces la idea es realizar el monitoreo, ver que los murales policromados, únicos en México, se encuentren en buen estado, como suponemos que deben estar, no tenemos pensar porqué no, es un monitoreo que tenemos que hacer cada cierto tiempo, por instrucciones de la Coordinación de Restauración del Patrimonio Cultural”.
La presencia de grupos teotihuacanos en Querétaro y Guanajuato siempre había sido muy discutida, porque se encontraron muy pequeños fragmentos de evidencia, algunos tepalcates, obsidiana, que se suponen que eran teotihuacanos, abundó.
“Con El Rosario tenemos la primera evidencia contundente de que un grupo procedente de Teotihuacan se estableció en el sur de Querétaro, esto debió ser alrededor del año 300-350 después de Cristo”, subrayó.
Lo que hacen, explicó, es nivelar una gran plataforma y construir una serie de basamentos alrededor de un patio central y el basamento principal por lo menos, “todavía no sabemos de los demás, tiene un recinto y un pórtico, el recinto es la parte central del templo que está arriba del basamento”.
Este basamento tenía arriba el templo, que a su vez es un recinto, pero en el caso de los teotihuacanos le ponían además un pórtico, que podía ser una entrada, que podía tener sus paredes cerradas, entonces lo que hace este grupo de teotihuacanos es este recinto con un pórtico abierto, decorado con escenas de guerra, de toma de posesión del lugar y diseñan un asentamiento con todas las características de Teotihuacan, en términos de la distribución de espacios, los sistemas constructivos, la iconografía,, que está presente en los murales y además toda la población que existe en la zona, en el Valle de San Juan del Río, la concentran alrededor de dos puntos: El Rosario y La Estancia, que está ahí muy cerca y que posiblemente fuera una sola ciudad, comentó.
“Actualmente esto no se puede saber porque con la construcción de la presa Constitución de 1917 se inundó toda esa parte, aunque para el especialista es lo más seguro. Tenemos una gran colección de materiales, que es la Colección Urquiza,, donada por un ingeniero a principios de la década de los noventa y nos comentaba que esta colección que es principalmente de material teotihuacano provenía de la presa, pues él participó en la construcción”, añadió.
Recordó que este sitio se descubrió en 1958, por el arqueólogo Roberto Gallegos, quien observa material teotihuacanoíde, pero solo ve el sitio, no hace mayor trabajo, después, en 1975, el arqueólogo Enrique Nalda lo menciona como un centro importante con material teotihuacano, pero nada más.
Pero en 1993 hubo un saqueo, entonces el dueño de los terrenos nos avisó que alguien había hecho un agujero en el sitio y fue un arqueólogo, Juan Carlos Saint Charles, quien documentó la existencia del mural, que durante muchos años solo estuvo monitoreándose, esperando el momento oportuno para realizar las investigaciones porque hay muchos sitios arqueológicos en Querétaro, explicó.
“Tenemos que ir priorizando y ver cuándo es conveniente abrir los sitios, y el proyecto arqueológico, cuando decidimos ver qué está pasando ahí, por algunos problemas estructurales fue hasta el año 2007, (el equipo) lo formamos Fiorella Fenoglio, Juan Carlos Saint Charles y Carlos Viramontes, y desde ese tiempo se lleva a cabo un proyecto de investigación y conservación más en forma”, relató.
Apuntó que con las evidencias tan claras que se tienen en El Rosario de asentamientos teotihuacanos no hay sitios en el estado de Querétaro, de hecho el mural policromado es el único hecho por teotihuacanos que se ha encontrada fuera de Teotihuacan, en ningún lado se ha encontrado un mural con estas características, hay otros murales, pero no se puede decir que fue hecho por teotihuacanos.
En otros sitios, como Santa María del Refugio, en Guanajuato, por ejemplo, se ha encontrado material arqueológico que podría pertenecer a Teotihuacan, pero ese material pudo haber llegado por comercio, intercambio, invasión, a lo mejor si lo son, pero es difícil establecerlo, subrayó.
“Un sitio como el Rosario no hay en todo el centro-norte de México, hablando de Querétaro, Guanajuato, Hidalgo, San Luis Potosí, Zacatecas, toda esta parte central de México no hay otro sitio que muestra evidencia tan clara de los teotihuacanos como El Rosario”, acotó.
Abundó que el núcleo de la zona está conformado dentro de cinco hectáreas, aunque la zona debió ser mucha más grande, pues dentro del pueblo de El Rosario se encuentran vestigios, además de que cuando la presa baja de nivel se observan piezas.
La zona aún no está abierta al público porque eso es muy costoso, además de mucha investigación aunque la idea es que llegado el momento se pueda abrir al público para que puedan observar los murales, aunque ello puede tardar hasta 10 años.