Obleas, dulces de leche, natillas y demás variedad, son parte de los tradicionales dulces queretanos que pueden encontrarse en diversos puntos de la ciudad. Específicamente en el Centro Histórico de la capital —en el andador 5 de Mayo— se ubica Dulces Bernal, un comercio cuya venta es exclusiva de dulces regionales, mismos que provienen de Bernal y Ezequiel Montes.

Marco Antonio Godoy Salcedo, encargado de la tienda, relató que tanto gente del extranjero como gente local, aprecian degustar los típicos dulces. “Son dulces que vienen de Bernal, donde está localizada la fábrica. Como dato extra, ahí existe un Museo del Dulce, donde se cuenta la historia de Julio Rodríguez, creador de estos dulces. Darse una vuelta por ahí es conocer más sobre esto”, sugirió Marco Antonio.

Entre los dulces predilectos se encuentran las natillas y las acostumbradas glorias queretanas.

“Los dulces más representativos y más vendidos son la natilla y la gloria queretana; le siguen los rollos de guayaba, los rellenos con cajeta o con jamoncillo y coco”, comentó Marco Antonio.

Las tradicionales golosinas son elaboradas a base de materias primas que —al igual que los dulces— son fabricadas en Bernal. Ejemplo de ello es la cajeta, que aun cuando el estado guarda cercanía con Celaya (sitio característico por la elaboración de cajeta) se ha optado por realizar una propia del estado, explicó el encargado del establecimiento.

“Hay mucho dulce de cajeta, pero no es la cajeta que se hace en Celaya, ésta se hace en Bernal”.

Otro elemento fundamental para la producción, es la leche de cabra, indispensable para la elaboración de los dulces. Aunque el azúcar suele ser otro ingrediente primordial, en Dulces Bernal se privilegia el deguste de otros componentes por encima de la refinada, aseguró Marco Antonio.

“Como materia prima se utiliza mucho la leche de cabra, entonces se precia de ser un dulce muy balanceado de sabor por el azúcar o las frutas. Pero, por ejemplo, en los ates no prevalece el azúcar, sino la guayaba”, dijo Marco.

La costumbre de impregnar en el dulce un sabor especial proviene de 1960 cuando se fundó la empresa Dulces Bernal. Marco recordó que “el fundador, Julio Rodríguez, decía que ‘había que vender dulce, no sacos de azúcar’ y tenía razón”.

Dulces Bernal cuenta con cuatro puntos de venta: dos en Bernal, uno en Tequisquiapan y otro más en la capital de Querétaro. En Bernal se construyó el Museo del Dulce; éste tiene réplicas que demuestran cómo don Julio empezó a hacer dulces. La muerte de Julio Rodríguez no ha sido impedimento para continuar con la tradición queretana.

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