En días recientes, la taquería La Guelaguetza se volvió el centro de atención al visualizarse, por medio de un video en redes sociales, la agresión física de uno de los empleados hacia una mujer.
El caso se volvió viral y llevó consigo una inspección al establecimiento, que reveló la falta de condiciones laborales adecuadas para los trabajadores.
En uno de los negocios circunvecinos (dedicado también a la venta de tacos) trabaja Fabián Mendoza, desde hace tres años. Este local tiene alrededor de 10 franquicias en la ciudad y otras más en los estados de Monterrey y San Luis Potosí.
Fabián señala que, dentro del sector restaurantero, la falta de cumplimientos a la seguridad social es un tema recurrente.
Un parrillero, en el negocio donde labora, gana entre mil 500 y 2 mil pesos semanales; lo que representa un ingreso mensual entre 6 mil y 8 mil pesos. Salario con el que debe mantener a su hijo de dos años de edad.
Aunque asegura que su trabajo actual cumple con las prestaciones de ley como el IMSS, Afore, Infonavit y el aguinaldo; menciona que en otros empleos del rubro está circunstancia no ocurre.
Al llegar a Querétaro, trabajó como mesero en un bar de la ciudad. Ganaba alrededor de mil pesos semanales, que a veces variaban hasta 2 mil, dependiendo de las propinas que le dejaban los clientes. No tenía prestaciones y tampoco un sueldo fijo.
“Cuando entré, ellos me dijeron que de momento no podían proporcionarme el seguro social. Me decían que era porque no sabían cuánto tiempo iba durar y porque no tenía un ingreso fijo tal cual. Me pagaban solamente con propina y así es en algunos lugares, te dicen que no tienes un sueldo y como sólo recibes propinas no puedes tener un seguro ni prestaciones”, dice.
“Estuve cuatro meses así, viviendo con base en propina, que, además, luego me reducían. Las propinas pagadas con tarjetas no me las pagaban y, a final de mes, me daban menos dinero de la cuenta que yo llevaba. Eso no me gustó, porque no tenía nada asegurado”, comenta Fabián.
Al igual que en los trabajos anteriores como instalador de cocinas integrales, Fabián no contaba con prestaciones sociales y su sueldo era de mil 400 pesos mensuales; salario que representa casi la mitad de sus ingresos en la taquería.