Marco Jonathan Camaño Aguilar y Hugo Pacheco Hernández —ambos de 22 años— son jardineros del municipio de Querétaro, ambos abandonaron la escuela para mantener a hijos y esposas.
Los jóvenes coincidieron en haber renunciado a sus estudios académicos al finalizar el nivel secundaria, para posteriormente tomar el oficio de jardinería como su principal fuente de sustento; no obstante convinieron en que los mil 900 pesos que perciben por prestar servicios de jardinería en el ayuntamiento capitalino, no son suficientes para la manutención de su familia.
Hugo Pacheco Hernández —de 22 años— se dedica a la jardinería desde hace cuatro años en el municipio de Querétaro, explicó que a pesar de tener un trabajo seguro en el municipio capitalino el sueldo que obtienen a la quincena no le alcanza para la manutención de su hijo y esposa.
“La verdad, nos quedamos muy cortos. El salario es seguro pero es algo bajo; creo que si yo hubiera seguido estudiando otra cosa sería, pero ya no seguí por falta de recursos, se me dificultó la cuestión económica y los tuve que abandonar”, lamentó Pacheco Hernández .
Externó que con su trabajo espera proporcionarle a su esposa e hijo una vida, si no llena de lujos, sí una que permita siempre tener para cubrir sus necesidades; “a mí me gustaría que mi hijo tuviera un mejor futuro, que estudiara una carrera —la que él quiera— que le echara ganas; y en lo que yo le pueda ofrecer pues hasta donde alcance el dinero”.
El jardinero indicó que el trabajo no es pesado ni fastidioso porque a él le gustan las plantas; no obstante señaló que el cajeteo —aflojar o hacer hoyos en la tierra— es el trabajo más arduo del oficio; además de reubicar las macetas de 400 kilogramos cuando se celebra algún evento en el Centro Histórico de la ciudad, “que por lo regular es cada 15 o 30 días”.
Por su parte, Jonathan Camaño Aguilar dijo trabajar duro para que sus dos hijos lleguen a tener una licenciatura y no interrumpir —como él— sus estudios académicos en el nivel secundaria.
Reconoció sentirse feliz de trabajar en el municipio, ya que apuntó “aunque el salario es bajo me da seguridad de tener un sueldo estable”, ya que narró que antes de ingresar como jardinero en el ayuntamiento capitalino, ya se dedicaba al oficio de jardinero en casas particulares, pero lamentó los días en que no eran requeridos sus servicios.
“Yo soy jardinero en el municipio de Querétaro desde agosto, lo más difícil del trabajo es cuando nos mandan a podar los árboles, pues son como de siete metros en adelante”, reconoció Jonathan Camaño.
Para concluir, Camaño Aguilar deseó que con su oficio les pueda proporcionar a sus hijos la educación a la que él no tuvo acceso por cuestiones económicas; asimismo, externó que desea que sus hijos cuando sean mayores valoren lo que el jardinero hace para proporcionarles un futuro mejor.