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En el municipio de Querétaro existen alrededor de 90 centros de rehabilitación para adictos al alcohol, pero sólo 10 de ellos están certificados ante la autoridad.
El coordinador del Centro Estatal Contra las Adicciones (CECA), Guillermo Tamborrel Suárez, afirmó que 50 de estos lugares trabajan en “deplorables condiciones”, algunos son un “infierno en la tierra” para los adictos.
Un caso partícular es el de Joel Hernández, considerado un alcohólico rehabilitado, en su experiencia, dijo, el apoyo de Alcohólicos Anónimos (AA) ha sido indispensable para recuperar su vida. Pese a las condiciones de algunos anexos, de acuerdo con lo dicho por las propias autoridades, él defiende el trabajo de estas organizaciones.
Según las estadísticas, 60% de los jóvenes de hasta 29 años de edad ya han consumido o consumen alcohol. El primer contacto con las bebidas embriagantes se tiene a los 13 años de edad promedio y, de acuerdo con datos, Querétaro es uno de los estados con mayor población consumidora de drogas legales o ilegales.
“Los menores acceden a las drogas y es aquí en donde hay que tener en cuenta que muchos jovencitos son enganchados por sus amigos, en donde vivimos siempre hay tienditas en donde se les venden las cervezas”.
De acuerdo con Tamborrel Suárez, 4.3% de los niños de quinto y sexto de primaria ya probaron alguna droga legal o ilegal, el promedio nacional está en 3.3%; Querétaro está un punto arriba de la media nacional.
Los anexos. Una de las opciones que ofrece una oportunidad de rehabilitación al adicto del alcohol es la agrupación Alcohólicos Anónimos (AA) y su método de 12 pasos. En gran parte, estas agrupaciones están constituidas como centros de rehabilitación o “anexos” donde el adicto se recluye mientras lleva a cabo su proceso de desintoxicación y rehabilitación.
En Querétaro, el Centro Estatal Contra las Adicciones tiene conocimiento de la existencia de 90 de anexos, pero sólo 10 de ellos están certificados ante la autoridad, otros funcionan en condiciones aceptables y otros más operan sin respetar los derechos de sus pacientes.
“Alrededor de 90 Centros, todos los días abren y cierran centros, muchas de estas personas deciden abrir centros sin tener propiamente todos los elementos para hacerlo, tenemos 10 certificados y alrededor de 30 que están trabajando en condiciones aceptables en donde se respetan derechos humanos de los adictos; alrededor de 50 no están trabajando en las condiciones que quisiéramos, algunos, así lo he dicho, son sucursales del infierno aquí en la tierra”, señaló.
Muchos de estos centros de rehabilitación son objetos de quejas por maltrato, hacinamiento, condiciones antihigiénicas, y cuestionables métodos de curación del adicto, donde los golpes son una constante.
Pero algunos anexos sí son una oportunidad de recuperación para un alcohólico. En la experiencia de Joel Hernández, comenta que él consumía bebidas embriagantes desde los 15 años, pero se convirtió en alcohólico a los 21 años cuando compartía vida en familia con su esposa e hijo.
“Hoy te puedo decir que es algo que me funciona y que trato de compartirlo a la gente a quien su grado de alcoholismo es muy fuerte; algunos hablan que en los anexos siempre es un maltrato, que te dan de comer cosas feas, pero no todos son así; en el que yo estuve me brindaron la ayuda de todas formas, me trataron bien, me daban de comer tres días al día, es algo que hoy me sigue ayudando y por eso estoy en una agrupación”.
Agregó que el método de los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos funciona, y ahora comparte la responsabilidad de apadrinar a un adicto en recuperación. “Quiero una estabilidad laboral que el alcoholismo me hizo no tenerla, porque prefería estar en fiestas y alcoholizándome que ir a trabajar; hoy a un año siete meses sin consumir alcohol me siento bien, no se me antoja, ya ni me ofrecen, la gente sabe que no consumo y que estoy en un grupo de doble A”.
Su esposa Beatriz Chávez, platicó, fue quien lo internó en un Centro de Rehabilitación, luego de que éste sufriera dos accidentes por conducir en estado de ebriedad, y que casi le cuestan la vida.
“El día que lo llevé, una semana antes tuvo dos accidentes seguidos, gracias a Dios estuvo con vida, fueron muy fuertes y tenía muchos problemas económicos y personales en el trabajo por ese motivo y eso fue lo que me motivó a llevarlo, era un extraño prácticamente”, expresó.
Condiciones óptimas. Pese a los resultados positivos que los centros de rehabilitación pueden ofrecer, el CECA apuesta por la prevención y reconoce que ante la proliferación de estos anexos es complicado revisar el funcionamiento de cada uno de ellos.
Si algún familiar decide internar a un paciente en un anexo, se recomienda investigar la antigüedad del centro, los responsables del mismo, conocer las instalaciones, verificar las condiciones de vida de los internos y acudir periódicamente a preguntar por su paciente.