Cada mes Esperanza Palacios acude puntual a su cita en el consultorio cinco de la Clínica 13 del IMSS, como parte de su seguimiento de prevención al padecer diabetes.
Desde la colonia Sauces, ocupa alrededor de media hora para llegar a su destino, que se ubica sobre avenida 5 de febrero, donde poco a poco ha cobrado conciencia de lo delicado de su enfermedad.
Recibir un diagnóstico de diabetes no siempre viene acompañado del detalle de cuidados que deben mantenerse para que el paciente evite complicaciones posteriores.
Así le pasó a la señora Esperanza hace un año; en junio del 2015 fue notificada por su doctor de su complicación con los niveles de glucosa en la sangre, pero hasta hace unos meses supo realmente el detalle necesario para su cuidado, gracias a una asistente de consultorio y a una trabajadora social.
“Nada más con mi doctor familiar es con el que tengo problemática, de hecho él nunca me quiso mandar a DiabetIMSS, fue una de las recepcionistas la que me dijo de la existencia del programa de salud, pero mi doctor decía que no era necesario, pero la señorita me habló de la delicadeza de la enfermedad, por lo que ella y la señorita de trabajo social me ayudaron a pasar a DiabetIMSS, donde he recibido muy buenas atenciones”, recordó.
Ese mismo doctor que no la canalizó al programa de atención a personas con diabetes, también ha fallado en la manera de atender a doña Esperanza, al no dejarle explicar sus síntomas y no escucharla.
“El doctor familiar que he tenido nunca permite que uno le diga lo que siente, una vez le comenté lo que estaba comiendo para mi diabetes, pero me respondió que él tenía que decirme lo que tenía que comer, pero me lo dijo gritándome”, razón por la cual calificó al médico con un cinco, dentro de una escala del 1 al 10.
Señaló que una uña enterrada la llevó de nueva cuenta a visitar la clínica, la cual ella misma quiso retirar, sin embargo, la prudencia de otra doctora con la que habló hizo que la usuaria de la prestación social entendiera que lo ideal sería asistir al área de curación. Sin duda, el mejor camino para evitar complicaciones futuras.
“Apenas comencé con mi problema de la uña, pero vengo cada mes a mis consultas de revisión, el lunes pasado fue la anterior donde le comenté a una doctora que intenté sacarme mi uña, pero me dijo que no lo hiciera, que mejor viniera a curación para que ellos me ayudaran, me dio mi pase y gracias a Dios ya me sacaron el pedazo de uña que estaba enterrado y que me lastimaba mucho”, refirió.
Aunque su esposo y sus hijas están afiliados al Seguro Social, doña Esperanza es la que más utiliza el servicio por su condición. Desde que asiste a DiabetIMSS se siente bien informada, “porque hay cosas que no sabía de un diabético y todas las prevenciones que debemos de tener, he recibido pláticas de diferente personal y sí he recibido buena atención al respecto de mi enfermedad”.