Maricela Chávez, además de ser madre de dos hijos y divorciada, forma parte del Grupo Ecológico de Jalpan de Serra, como administrativa.

“Mari”, como la llaman en su pueblo, también es conocida por su interés por preservar sus raíces y la identidad de la huesteca potosina, lugar de donde es originaria.

Heredera de un tesoro inmaterial, sus padres enseñaron a Maricela la laboriosa tarea de cocinar zacahuil, uno de los platillo exóticos de la Sierra Gorda queretana.

Este prehispánico platillo es uno de los 500 tipos de tamales en México, su diferencia en cuanto a los demás, radica en su tamaño, ya que puede llegar a medir dos o más metros de largo y sesenta centímetros de ancho, y pesar desde 20 hasta 50 kilogramos. El zacahuil está hecho a base del maíz, el recurso natural más explotado y el cultivo más importante en la dieta mexicana.

En cada lugar se elabora de una forma distinta, la preparación requiere de un método que Maricela y sus tres niñas ayudantes han ido perfeccionando. Actualmente tienen un estilo propio que les ha permitido tener reconocimiento entre el pueblo y también fuera de él, ya que Maricela y sus hijos se trasladan cada primer sábado de mes para ofrecer el ancestral platillo en el Mercadito Queretano, realizado en la capital.

Maricela ha comenzado por encender el horno de barro, éste es el primer paso, ya que tarda alrededor de cuatro horas en alcanzar la temperatura ideal para la cocción.

Posteriormente se debe lavar con ayuda de un colador el nixtamal, mientras tanto, sus ayudantes han limpiado ya el pollo y la carne de cerdo y la han puesto a cocer. Cuenta la leyenda que antes de que los españoles llegaran y modificaran la receta, el zacahuil se solía hacer con carne humana.

En palabras de Maricela, “cuando los huastecos tenían peleas con otras tribus, tomaban presos a algunos y cocinaban sus cuerpos en el platillo prehispánico para ofrecerlo como alimento a las mujeres huastecas que habían sido violentadas, esto como ofrenda por lo sufrido”. En la actualidad se usa carne de vaca y puerco, aunque también hace pedidos especiales para personas vegetarianas.

Una vez limpio el nixtamal, Maricela lo muele con ayuda de una máquina, va cayendo sobre un amplio recipiente, que es donde se realizará la mezcla con los demás ingredientes, mientras tanto, los chiles ya han hervido.

La administrativa del Grupo Ecológico de Jalpan de Serra reveló que mucho tiene que ver el chile para el auténtico sabor de su zacahuil.

El proceso termina a la mañana siguiente, cuando se abre el horno y se retira el platillo, el cual sale ya perfectamente cocinado, se limpian las hojas quemadas del exterior y Maricela y su hija se trasladan a las afueras de una iglesia, que es donde montan su puesto para comenzar con la venta

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