Un pequeño ejército trabaja a diario, con precisión quirúrgica, a favor del medio ambiente. Empleados armados con excavadoras y grúas se dedican a trasplantar árboles, ya sea contratados por las autoridades o por particulares, brindando servicios ambientales a los queretanos.

Casi en esquina con el Bulevard Centro Sur, un camellón de Fray Luis de León —que semanas atrás lucía seco y vacío— ahora se observa con alrededor de 50 árboles trasplantados de un predio cercano al Hospital del Niño y la Mujer, ello con anuencia de las autoridades municipales.

José Pedro Trejo Pérez, biólogo encargado de la reubicación de los árboles que lleva a cabo la empresa GAIA, señala que todas las plantas provienen de un predio donde se autorizó una construcción.

“El reglamento (municipal) te dice que cuando tienes árboles dentro de la zona urbana tienes que hacer un dictamen técnico, donde se establezca si el árbol tiene que ser reubicado o derribado, y solicitar la autorización a las dependencias adecuadas. Si es un derribo, se hace ante Servicios Públicos Municipales y si es una reubicación ante la Dirección de Ecología del municipio de Querétaro”, explica.

Los trabajadores contratados por la empresa, con maquinaria, preparan el terreno donde se sembrarán los árboles removidos, que deben trasplantarse lo más pronto posible para evitar que sufran daños mayores y comiencen a secarse.

Los árboles ya ubicados en su nuevo hogar lucen una etiqueta donde se demuestra que está autorizada su reubicación sobre el camellón, pues no en pocas ocasiones los ciudadanos se detienen al verlos trabajar y les reclaman, pues creen que están podando.

Trejo Pérez explica que los árboles son principalmente mezquites, yuca, jacarandas, fresnos, algunos pirules, la mayoría flora nativa de Querétaro y aunque no estén protegidos por alguna norma NOM/059/SEMARNAT/2010, es importante su conservación por los beneficios ecológicos que prestan y el desarrollo lento que tienen.

Subraya que el procedimiento de trasplante es difícil “más que nada por el manejo del ejemplar, porque se debe tener práctica para el manejo. Las metodologías nos dicen que todo árbol debe de salir con un banco o una raíz protegida. Pero aquí pasa que de repente llegamos y las condiciones (no son) adecuadas”.

El camión con la grúa se acerca con dos árboles, son fresnos. Otro grupo de trabajadores ya prepararon la tierra. Con ayuda de una excavadora ya se prepararon las cepas para los árboles. En un contenedor una mezcla de agua y nutrientes se vertirá cuando el árbol se trasplante.

Con precisión quirúrgica y la delicadeza de un relojero, el operador de la grúa baja lentamente el primer árbol que, de acuerdo con Trejo Pérez, tendrá alrededor de 40 años de edad. Sus aproximadamente siete metros de alto son evidencia del casi medio siglo que le tomó alcanzar ese tamaño.

“Como técnicos tenemos que dar un tratamiento especial que es cubrir la raíz, un movimiento rápido, sembrar e incorporar nutrientes, para disminuir el impacto y el estrés que tiene el árbol. Se necesita no sólo tener experiencia, sino tener el conocimiento”, asevera.

Los trabajadores observan y apoyan la ubicación del árbol, pues se deben de reubicar exactamente como estaba en su posición original, respetando el ángulo del mismo, para evitar que las raíces rompan hacia la superficie.

El procedimiento de ubicación es relativamente rápido, sin embargo el traslado es complicado, pues como la grúa no puede circular a altas velocidades, los automovilistas se le cierran o se atraviesan, sin importar que se traslade un árbol.

El biólogo explica que en teoría no debe de existir una mortandad mayor de 20% en los árboles reubicados, pues se tiene que asegurar la sobrevivencia de al menos 80% de los árboles, aunque para la empresa que representa, debe ser de al menos 90%.

También trasladan fauna. No sólo reubican árboles, labor de por sí “titánica”, pues también trasladan ejemplares de fauna silvestre, como zorrillos, tlacuaches, serpientes de cascabel, coralillos, alicantes, cacomixtles, además de varias especies de roedores.

“Cuando se reubica fauna se tiene que considerar la zona donde se encuentra, y el punto donde se reubique debe de tener la misma vegetación y las mismas condiciones”, abunda.

Por su parte, Jesús Alfredo Beltrán Jarquín, ingeniero agrónomo, quien supervisa la faena de cerca, añade que el procedimiento lleva su proceso, pues se tiene que hacer la cepa, inundarla, introducir agroquímicos, contratar las grúas, apoyarse con la gente, coordinar y desviar el tránsito.

Los trabajadores sonríen cuando los dos fresnos ya están en tierra y se retiró el plástico que cubría las raíces de los árboles. Los gritos que antes eran de alerta, son ahora de alegría.

Dos fresnos, junto con otros árboles recibieron una segunda oportunidad de brindar sombra y servir a los queretanos. Este pequeño ejército, de efectivos con chalecos verde fluorescente, cascos amarillos y banderas color naranja, cumplió otra misión.

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