La Iglesia de Querétaro consideró que al legislar en la entidad la unión legal entre parejas del mismo sexo se pondrían en riesgo los principios y valores de la sociedad, además de que se generaría una entidad sin valores, lo que significa un pragmatismo, dijo el vocero de la Diócesis queretana, Saúl Ragoitia.

Aseguró que ante estas situaciones de la sociedad y la conformación de estas parejas, la Iglesia lo que hace es seguir con la tarea de concientizar a la población sobre la responsabilidad de los padres de familia en la educación de los hijos, así como un fortalecimiento del núcleo familiar.

“Seguiremos anunciando el matrimonio entre un hombre y una mujer que deciden formar una familia y engendrar a sus hijos, y aun cuando vengan estas corrientes que ponen en entredicho los valores, nosotros los seguiremos reforzado y hoy más que nunca la Iglesia se mantendrá firme en el sentido de fortalecer las familias para evitar este tipo de realidades”, aseveró.

Comentó que al querer legalizar estas situaciones, la unión entre personas del mismo sexo, lo que se pretende únicamente es buscar derechos y conceder obligaciones, lo que convierte a estos hechos en un tema jurídico.

Mientras que en el ámbito de los valores y de lo que realmente significa la familia, este tipo de situaciones no tiene importancia, ya que el matrimonio es concebido como la unión entre un hombre y un mujer que deciden de forma responsable unir sus vida, como núcleo de la sociedad.

“Nunca se podrá pensar en un matrimonio, o lo que genera una familia, porque hay una gran distancia, se ha quedado más en el ámbito legal esta discusión que en un ámbito antropológico filosófico, que hunde sus raíces en la esencia del ser humano y cuando se pretende legislar estos temas, simplemente se busca dar soluciona a exigencias de derechos y obligaciones”, refirió.

En este sentido, aseguró que este tema y la cuestión del matrimonio, la Iglesia los sustenta con base en principios y valores, por lo cual, el aceptar la unión de estas personas generaría una afectación a la sociedad.

“Hay una descomposición del tejido social, cuando rompemos esa estructura que le da sostenimiento al ser humano, a la familia, sí hay riesgos y sí ponen en entredicho muchas cosas, porque sería una legislación meramente pragmática, solamente se atiende las situaciones, pero no hay un fondo, una cultura, no hay principios, ni valores, estamos construyendo una sociedad sin cimientos”, aseveró.

Sin embargo, destacó que la Iglesia está abierta para todas las personas, por lo cual no puede hacer una distinción o descartar ante este tipo de preferencias, al destacar que aquel que es católico está obligado a escuchar la voz y los mandamientos de la Iglesia.

“Aquí la cuestión es el hecho, cuando hablamos de las personas en particular, aquí no hacemos señalamientos y mucho menos enjuiciamos, más bien, abrimos los brazos a todas las personas y son recibidos en el seno de la Iglesia en donde los invitamos a vivir el Evangelio y a conocer a Jesucristo, y que el encuentro sea el motivo para poder vivir lo que nos pide”, aseguró.

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