“A nuestra edad ya no les somos útiles a las empresas”, aseguró un adulto mayor queretano, quien a sus 62 años trabaja como empacador voluntario de una pequeña tienda de autoservicio, a través de la cual obtiene como ingreso únicamente lo que la gente le da como propina.
Hasta hace seis meses, el señor (quien se reservó a dar sus datos) se desempeñaba como chofer privado ejecutivo de diferentes empresas y personas físicas que contrataban sus servicios, por tiempo indefinido o por ciertos plazos. Sin embargo, el trabajo llegó a su fin; sus características físicas y sobretodo la edad fueron los motivos principales para que no pudiera encontrar de nuevo un empleo ni como chofer privado, actividad que desempeño por 30 años, ni como trabajador de alguna empresa.
Tras días de buscar una fuente de empleo y sin conseguirlo, decidió ser empacador, puesto que buscó en diferentes centros comerciales, los cuales en su mayoría no tenían plazas disponibles pero logró colocarse en un pequeño supermercado.
“Es el único trabajo que nos dan aquí, porque ya una gente grande, de 60 años, ya no nos dan trabajo; en los centros comerciales es donde nos dan la oportunidad de empacar y lo que la gente nos otorgue de propina es muy bueno”, dijo.
Explicó que en dicho trabajo, las tiendas les dan la oportunidad a adultos mayores de ser empacadores pero sin obtener a cambio un sueldo fijo o prestaciones proporcionadas por la misma empresa.
“Trabajamos de tres a cuatro horas diarias y descansamos un día a la semana, pero son la únicas propinas que recibimos; hay ocasiones en que la gente da, otras que no, y ni modo nos tenemos que aguantar a lo que nos den, sea bueno o malo”, refirió.
Agregó que lo que obtiene por las propinas de los clientes en un día varía, esto dependiendo del día de la semana y del horario, si es por la mañana, tarde o noche. Lo mínimo que logra sacar, dice, son 80 pesos, y lo máximo 150 pesos.
Aseguró que aun cuando ya no cuenta con una gran familia que dependa de él y de su ingreso que lleve a casa, todavía tiene a cargo a su esposa, quien se dedica al hogar. “Mis hijos ya están grandes, sólo quedamos ella”.