Con el objetivo de estudiar la microbiota de los suelos y el beneficio potencial hacia ciertos cultivos, la Facultad de Ingeniería (FI), Campus Amazcala, de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), realiza la investigación “Bacterias promotoras de crecimiento vegetal”.
El proyecto lo desarrolla Nallely Solano Álvarez, en el Doctorado en Biosistemas, con con el apoyo del Fondo de Proyectos Especiales de Rectoría (FOPER) 2018.
Señaló que introducir los microorganismos al terreno en donde se cultiva, trae consigo una serie de factores positivos que van desde proteger a las plantas de ciertas enfermedades, producir hormonas benéficas y propiciar un mayor aprovechamiento de los nutrientes del suelo.
“La finalidad de este proyecto es rastrear una mayor cantidad de bacterias para estudiar estas relaciones que pueden tener bacteria-planta”, señaló Solano Álvarez, quien explicó que, como parte de su tesis de Maestría, encontró un aislado bacteriano que al inocularse en la raíz de las plantas de jitomate hace que estas inicien su etapa de floración hasta 15 días antes de lo programado normalmente y asimilen mejores nutrientes como el fósforo y nitrógeno.
Al obtener dichos resultados en el laboratorio, la meta es seguir la evaluación de estos y otros aislados bacterianos, con otra clase de plantas como cereales, etcétera y observar si estos beneficios se conservan en las mismas condiciones, pues de acuerdo con su investigación, cada cultivo requiere características diferentes de nutrición y tiene una respuesta distinta a aquellas hormonas que son producidas por las bacterias pero que las plantas aceptan como propias y promueven su crecimiento.
“Actualmente tenemos la idea de que las bacterias son nuestras enemigas y entonces las tratamos de eliminar; -por ejemplo, en el Campus Amazcala hay una planta que nadie quiere, que es una plaga, en lugar de arrancarla obtuvimos de su raíz un aislado de los que ahora tenemos”, señaló.
La universitaria expresó que para que un fruto o planta tenga un buen crecimiento, hay procesos para lograrlo, a través de agroquímicos y nutrientes artificiales, pero al final, eso tiene consecuencias como la esterilidad de la tierra o la contaminación de los productos con los pesticidas; por lo que obtener beneficios de una planta es saludable.
Con esta nueva tecnología con base en microorganismos sigue en evaluación en cereales como cebada y cucurbitáceas como calabaza, donde la meta es identificar microorganismos específicos para generar un biofertilizante universitario dirigido al campo.
“Queremos que los productos que lleguen hasta la mesa de los consumidores no sólo tengan menos residuos químicos, sino que sean más nutritivos”, puntualizó Solano Álvarez.
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