Agustín Maravilla tiene 76 años de vida y lleva medio siglo como peluquero o barbero, como hace tiempo se acostumbraba llamarles a quienes ejercían el oficio.

En sus manos, ya lastimadas por el paso de los años aún se conserva esa exactitud. Aunque su visión ya empieza a flaquear, Agustín Maravilla menciona que sólo dejando por un momento los ojos cerrados, éstos se mejoran “un poquito”.

El señor Maravilla empezó desde muy niño a trabajar debido a que “no era muy bueno para el estudio” y además no le gustaba la escuela. Su primer trabajo, antes de la “la peluqueada”, fue en la elaboración de pan, pero dice que siempre le llamo la atención la peluquería.

Con el paso de los años, pidió permiso para ser asistente de un peluquero, al inicio su trabajo consistía solamente en barrer los cabellos de los clientes, hasta que llegó el momento de aventurarse a la Ciudad de México, donde se dedicó a estudiar y a trabajar en lo que hoy, todavía es su pasión.

Después de algunos años, decidió regresar a sus orígenes y formar una familia. Es padre de siete hijos (cuatro mujeres y tres hombres), quienes ahora lo han convertido en abuelo de 13 niños.

Agustín Maravilla aún recuerda capítulos de su vida, momentos que comparte con sus clientes mientras escucha música de boleros que envuelven a sus ayeres, mientras da forma al cabello con tijera y peine en mano.

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