Manola López Saldaña, de 59 años de edad, padece los estragos de la diabetes y la anemia que la quejan; por ello acudió al Palacio de Gobierno con el propósito de solicitar apoyo al gobernador, José Calzada Rovirosa, ya que la demandante no cuenta con recursos para asistir al médico.

Pero a la convaleciente le impidieron la entrada al recinto y la remitieron a la Secretaría de Salud, donde le enviaron a las instalaciones del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (Sedif), en donde le proporcionaron una despensa con azúcar, la cual no le servirá para llegar a su consulta médica que tenía programada al medio día de este ayer.

“Vine a pedirle un apoyo al gobernador, estoy muy mala, ya no puedo caminar. Me acaban de operar y traigo mi colostomía (operación quirúrgica consistente en dar al colon una vía de salida por medio de la pared abdominal). Se me complica ir al doctor, pues no tengo dinero para los pasajes y aunque quisiera trabajar, por mi condición no me ocupan en ningún lado”, relató.

Un kilo de azúcar, de arroz, de frijol, una bolsa de leche, tres latas de atún y un sobre de atole son parte de la despensa que entregaron a Manola López, productos que en nada le permitirían acudir a su cita con el doctor.

“Según yo vine a hablar con el gobernador y los vigilantes no me dejaron entrar, me dijeron que necesitaba mandarle un escrito. Vengo con mi hija y a ella le dijeron que fuera a la Secretaría de Salud, a ver si allí nos podían ayudar, pero tampoco. De ahí nos mandaron al DIF, donde me entregaron esta despensa”, expresó.

Manola López Saldaña es afiliada al Seguro Popular, pero asegura que “a veces no tiene las medicinas que necesito, por eso pido ayuda”.

Aunque dijo que el DIF municipal le proporciona un medicamento —cuyo precio real es de 600 pesos— tiene que pagar una cantidad significativa de 190 pesos para poder adquirirlo.

Pese a la disminución del costo de la medicina, Manola no puede adquirirlo, explicó que “son 600 pesos por cada bolsita de medicamento, horita me los está dado el DIF municipal, pero me cobran 190 para sacarlos y no tengo dinero. El mes pasado tuve que dejar pasar el medicamento y este mes también”.

Manola recordó que hace ocho días estuvo internada a causa de una baja en la presión; lo que empeoró su estado de salud y tuvo que ser sujeta al suministro de ocho litros de suero y tres de sangre.

Entre otros malestares, a la afectada le han brotado unas extrañas heridas en las palmas de sus manos, acontecimiento por el que tenía una cita a las 12 del día, “ahora me están saliendo cosas en la mano y tengo cita al medio día, pero no tengo con qué irme a la consulta”.

Manola estuvo sentada frente al Palacio de Gobierno, en Plaza de Armas, sin ser socorrida por nadie a su alrededor. Un rostro decaído y un aire de cansancio que albergaba en su mirada, se encontraban en espera de apoyo. Pero a su lado no había más que una caja de cartón con la leyenda “despensa”.

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