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Vecinos de la colonia Colinas de Santa Cruz aseguran vivir bajo la zozobra de un grupo de jóvenes conocido como Los Ratones, quienes cometen atracos, golpean a personas y amenazan a los habitantes. Sin embargo, por ser menores de edad, la policía no puede hacer nada en contra de ellos, puesto que los padres afirman que son muy pequeños para delinquir.
A través de una denuncia anónima, uno de los vecinos comentó a EL UNIVERSAL que los muchachos —todos pertenecientes a una misma familia— amenazan con derribar y quemar su casa, que fue levantada con el esfuerzo de sus hijos.
“A las dos de la mañana, uno de estos muchachos, a quien le dicen El Ratón, llegó a tocarme la puerta, pateándola, para decirme que me estuviera tranquilo y dejara de llamar a la policía cuando él estuviera fumando mariguana o consumiendo cemento o cervezas en la calle, porque si no me tiraba mi casita, y pues a mis 75 años qué puedo hacer”, dijo.
De acuerdo con los mismos vecinos, los jóvenes comenzaron a realizar fechorías desde hace cinco años, y ahora que uno de ellos cumplió 14 de edad, los problemas son peores.
“Pues como está más grande, siente que es el dueño de la colonia y manda a golpear tanto a señores mayores, como a niños y mujeres. Algunos hombres que se han tratado de oponer, luego son golpeados por el papá de estos muchachos, que por más que se le pide los tranquilice no hacen nada”, dijo el más afectado por este grupo de vándalos y quien prefirió mantenerse en el anonimato por miedo a posibles represalias.
Tras ser llamados por los constantes atropellos de los que son víctimas los habitantes de las colonias Colina de Santa María y Colinas de San Miguel, los elementos policiacos llevaron a la delegación a uno de estos jóvenes, quien al regresar a la comunidad comenzó a amenazar a los vecinos y a arrojar piedras sobre los techos y en las ventanas de las diferentes casas para amedrentar y evitar ser denunciado ante las autoridades.
Colonos de la localidad manifiestan que en ocasiones han tenido que enfrentarse no sólo a esos jóvenes que actúan como tribu urbana, sino también a los padres de los muchachos, quienes salen a defender a sus hijos sin importar que los vecinos los acusen de cometer fechorías, golpeen a la gente o causen lesiones incluso a los adultos mayores.